El Cine Club Santander rescata este otoño ejemplos americanos posclásicos que abrieron campos creativos

Además, según remarcan los organizadores, en demasiadas ocasiones «algunas de estas películas fueron despreciadas por una crítica a veces cegada por cuestiones ideológicas o por su fascinación hacia los jóvenes directores-estrella de Hollywood».

Sin embargo, muchas de las obras quedaron como memorables ejemplos aislados de lo que podría haber sido «un Hollywood posterior adulto, realmente moderno y consciente de que el diálogo con los mejores tiempos del cine americano del pasado no suponía tanto una excusa nostálgica como una inagotable inspiración». Este rasgo se dio a veces en cineastas muy veteranos, mostrando una vitalidad y riesgo en el cine de Hollywood que ahora se nos muestra «muy distinto al modelo de aquellos nuevos directores de los 70, el más habitualmente comentado».

'Los temerarios del aire' (The gypsy moths), de John Frankenheimer, 1969, 106 minutos, abrirá la sucesión de proyecciones en el Casyc. Una propuesta ya consolidada que ha pasado por diversas etapas pero que se ha asentado con la colaboración de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Santander y de la Fundación Caja Cantabria. Este filme narra la historia de tres paracaidistas de diferentes edades, que viajan juntos con su espectáculo aéreo de caída libre, haciendo frente a los riesgos de su profesión. Una de las mejores películas de Frankenheimer, «espectacular y melancólica historia de amor y amistad» con un atractivo reparto configurado por Burt Lancaster, Gene Hackman, Scott Wilson y Deborah Kerr.

Arthur Penn estará presente en esta singular nómina de filmes con 'La noche se mueve' (Night moves, 1975). Un detective privado es contratado por una actriz hollywoodiense alcohólica para que encuentre a su hija, asunto aparentemente sencillo que supondrá el comienzo de una trama «sórdida e inabarcable». El guion genial de Alan Sharp le sirvió al cineasta de 'Pequeño gran hombre' para lograr su mejor película, «aquella en la que ciertos vicios anteriores de su cine aparecen totalmente depurados para lograr la que no pocos consideran la mejor película de cine negro de los años 70».

Octubre se cierra con 'Destino fatal' (Hustle) de Robert Aldrich, 1975. La trama presenta a un policía de Los Ángeles de carácter rudo y algo cínico, quien se encuentra inmerso en la investigación del oscuro caso de suicidio de una joven actriz de cine porno. Un filme que retrata la vitalidad y dureza del cine del director de 'Apache' en los 70, en este caso junto a uno de los actores con los que mejor se entendió, Burt Reynolds, «tan infravalorado como este estupendo y triste noir moderno» que protagoniza junto a Catherine Deneuve.

De nuevo Frankenheimer con 'Yo vigilo el camino' (I walk the line, 1970), asoma en la apertura de noviembre. Un sheriff, ya maduro, se siente hastiado del mundo en el que vive y recuerda con nostalgia su pasado cuando trabajaba en una zona rural de Tennessee. En una de sus mejores interpretaciones, Gregory Peck protagoniza una reflexión muy dura sobre el paso del tiempo, el deterioro del amor y la obsesión romántica, con forma de noir rural.

El 12 de noviembre es el turno de 'La gran estafa' de Charley Varrick (1973). Un ladrón, con la colaboración de su mujer y de un amigo, roba un banco sin saber que la Mafia guarda allí su dinero. A partir de ese momento, el infeliz criminal deberá huir de los gángsters al mismo tiempo que trata de esquivar a la policía. Un proyecto inicialmente concebido para que Don Siegel y Clint Eastwood volvieran a trabajar juntos tras el éxito de 'Harry el sucio', que se convirtió en uno de los grandes trabajos de Walter Matthau, que llevó el personaje a su terreno en lo que supone uno de los hitos del policíaco de los setenta.

Noviembre prosigue con 'Los nuevos centuriones' de Richard Fleischer, de 1972. Retrato del policía veterano que solo ante la idea de la jubilación se echa a temblar. «Su compañero es un tipo muy decidido que lleva su profesión en las venas.Ambos tienen distintas formas de ver la vida, y distintos motivos para amar su profesión. Eso les convierte en unos tipos peculiares e implacables». Adaptación de la novela de Joseph Wambaugh (publicada cuando aún era un policía en activo) y una de las más logradas películas tardías del cineasta de 'Los vikingos', «desconsolada, cruda y veraz».

Sam Peckinpah, cineasta de 'Quiero la cabeza de Alfredo García' (Bring me the head , 1974), cierra noviembre con esta historia de la hija adolescente de un rico hacendado mexicano que se ha quedado embarazada. Está considerada la película más «rabiosa y apasionada» de Peckinpah y una obra ciertamente inclasificable, «entre el western moderno, película de carretera y policiaco nihilista».

En diciembre el Cine Club se fija en Budd Boetticher, con su filme 'Un tiempo para morir', 1969, la última película de ficción de un gran cineasta, que en este caso contó con la colaboración estrecha de Audie Murphy. «La muerte de este frustró una colaboración extendida entre ambos y tan sólo dejó esta película singular y fuera de tiempo, muy difícil de ver hasta ahora».

Fuera de esta relación, el tramo final del año da cabida a la quinta sesión doble psicotrónica, dedicada en esta ocasión al cineasta Tod Browning. Su filme más famoso, 'Freaks' (1932), 'La parada de los monstruos', es una obra maestra. El otro filme, 'Muñecos infernales' (The devill-doll, 1936), joya del cine fantástico, es una historia de venganza con trucos y golpes de efecto, protagonizada por un travestido Lionel Barrymore y Maureen O'Sullivan.

Y, como cierre de la temporada y del año, 'Las tierras del cielo' de Pablo García Canga, ópera prima de 2023. «Una noche. Una ciudad. Cinco conversaciones. Nueve personajes. Cuentan historias personales o inventadas y cuentan, también, la historia de una vieja película japonesa». Estreno en Cantabria en una sesión que contará con la presentación del propio cineasta, «es uno de los más justamente prestigiosos del último cine español».