"Tengo la misma ilusión que hace veinte años"

Tenía ganas de hacer una comedia y mañana, por fin, se estrena Nuestros amantes. ¿Se ha quitado la espinita?

Estoy muy contento porque esta es una comedia atípica, inteligente, imprevisible y divertida. Creo que es un paso más en la comedia romántica que se hace en España, donde el género no se ha desarrollado tanto como en Francia o en EE UU.

¿No es más fácil para un actor hacer de malvado?

Lo que sí creo es que es muy aburrido hacer siempre de malvado y siempre de bueno. En esta comedia el protagonista es un héroe, pero también un perdedor. Parece que a una comedia sin un perdedor le falta gracia.

Las exparejas de los protagonistas están muy presentes. ¿Todos tenemos un ex que nos trae por la calle de la amargura?

No sé si todos, pero sí que es muy habitual lo de tener un ex que está siempre ahí, que no termina de irse nunca cuando quieres que se vaya y, al revés, que no acaba de volver cuando quieres que lo haga. También creo que en el amor y en casi todo hasta que no perdemos lo que tenemos no lo valoramos lo suficiente.

Su personaje, Carlos, sufre la crisis de los 40. ¿Cómo se afronta la vida en esa década?

La crisis de los 40 tiene que ver con echar la vista atrás para mirar como te han ido las cosas y también de plantearte el futuro. Por suerte, yo no tengo la sensación de crisis de los 40. A lo mejor es que lo estoy posponiendo, porque dicen que ahora los 40 son los nuevos 30, y me llega a los 50. Espero que no.

Desde sus inicios en el cine da la sensación de que elige muy bien sus trabajos. ¿Es así?

Ha habido de todo: Épocas en las que no he podido hacer cosas porque coincidían en el tiempo y era imposible dividirse en dos y otras de parón. A la hora de elegir intento imaginarme en esa historia y ver si me veo en ella o no. A veces acierto y otras me equivoco, pero al final todos los actores elegimos lo que nos sentimos capaces de hacer o lo que nos apetece en ese momento. A mí ahora me apetecía hacer comedia romántica pues no hacía un personaje así desde Cha, cha, cha.

Se cumplen 20 años de Tesis, ¿qué recuerdos tiene de esa película?

Recuerdos inolvidables que me acompañarán siempre. Estaba estudiando Arte Dramático y para mí era una oportunidad grandísima y eso que no imaginábamos que iba a tener tanto éxito. Aunque todos éramos conscientes de que estábamos ante alguien especial y muy talentoso como Alejandro Amenábar. Alguien que con 23 años escribía, dirigía, componía y montaba.

¿Qué ha cambiado del Eduardo Noriega de Tesis al de ahora?

Supongo que mucho, lo que no he perdido es la ilusión a la hora de enfrentarme a cada proyecto. Ahora soy más consciente de la dificultad de hacer una película y de que la gente vaya al cine a verla. Pero mantengo la misma ilusión de hace veinte años con cada proyecto y no me cuesta nada porque me entusiasma mi trabajo. Desde los ensayos hasta el rodaje, incluso la promoción me parece que tiene su encanto.

En Tesis trabajaba con Fele Martínez con el que se ha reencontrado en Nuestros amantes. ¿Vuelven a ser rivales?

No. Aquí somos amigos y socios, porque escribimos juntos y nos compenetramos muy bien. Él es más caótico y alocado. Es un personaje muy extravagante y muy exagerado y el mío es más reflexivo. Es un Pepito Grillo.

Televisión en septiembre

Recientemente ha acabado de grabar para TVE La sonata del silencio ¿Cuando se estrena?

En septiembre. Está basada en el libro homónimo de Paloma Sánchez-Garnica. Es un cambio muy grande con respecto a Nuestros amantes. La serie es un tragedión en el Madrid del año 46, que habla del hambre y de las diferencias sociales.

La semana pasada Reyes Abades dijo en Torrelavega que en este país ya no se puede hacer cine. Solo televisión. ¿Comparte esta opinión?

Es verdad que hemos pasado muchísimas dificultades para financiar las películas y que la industria cinematográfica es muy precaria. Se sostiene por unos cimientos un poco endebles y si no tienes una televisión detrás o una gran distribuidora es muy difícil que una película llegue al público. Pero hay que seguir intentándolo y hacer cosas de calidad, porque estoy seguro de que acabarán llegando al público.

En Presentimientos colaboró con el guión. ¿Sigue escribiendo?

No. Lo hice en esa ocasión porque me lo propuso el director y co-escritor Santiago Tabernero con unas condiciones muy favorables para mí, porque estaba él, con su experiencia, y porque la película estaba basada en un libro. Fue muy enriquecedor y seguramente en alguna otra ocasión repita.

¿Sigue teniendo una deuda pendiente con el teatro?

Sí. Mi preparación es teatral y tengo muchas ganas de hacer teatro.

Una preparación que inició en Santander en la Escuela del Palacio de Festivales. ¿Cómo recuerda aquella época?

Con mucho cariño. Fue determinante, porque mi primer contacto con el mundo del teatro fue en esa escuela. Soy incapaz de recordar ningún texto de los que he memorizado para las películas, incluso esta última, y hay uno de Don Juan Tenorio que preparé para la escuela que no he podido olvidar a día de hoy.

¿Se han cumplido sus metas?

Se han cumplido mis expectativas porque me costaba creer que algún día iba a protagonizar películas y permanecer veinte años como profesional. Mi aspiración ahora es seguir trabajando otros veinte.