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José Carlos Rojo
Martes, 23 de agosto 2016, 07:22
Mientras muchos ven en Irene Escolar (Madrid, 1988) un diamante en bruto que pulir en Hollywood, ella mantiene los pies en la tierra: «No estoy pensando en dar el salto a ningún lado. Lo que realmente me importan son las buenas historias, vengan ... de donde vengan».
Premio Goya a la Mejor Actriz Revelación 2016 por su papel en Un otoño sin Berlín, y nominada a los Premios Max, Escolar se sumergió ayer en el universo femenino de Federico García Lorca con la lectura dramatizada de Noches en la biblioteca, de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
«¿Por qué Lorca? Porque hay algo en él que es difícil de describir, que trasciende lo racional va directamente a la emoción», explicó la actriz, que interpretó también un papel en la reciente Altamira, junto a Antonio Banderas.
«Las mujeres que retrata Lorca tienen mucha fuerza, mucha personalidad. No son mujeres dependientes y pelean por lo que desean. Me llama la atención cómo alguien pudo retratar tan bien a la mujer. Me sorprende cómo podemos sentirnos identificadas en su obra y en esos personajes que son tan profundos, carnales, tienen piel y alma», confesó la joven intérprete, que avanzó ayer en La Magdalena sus verdaderos anhelos profesionales, los que tienen que ver con esos papeles en los que le gustaría verse.
«Yerma es una historia que me apasiona. Quizá ahora soy demasiado joven, pero en unos años podría hacerlo. Además, puede que precisamente encarnada en una mujer joven la historia pueda ser aún más inquietante, más frustrante», zanjó Escolar, una más en la familia de esa estirpe de actores y actrices: nieta de Irene Gutiérrez Caba y Gregorio Alonso y sobrina de Julia Gutiérrez Caba y Emilio Gutiérrez Caba.
Directores soñados
Al recordar el plantel de directores con los que le gustaría trabajar elabora una lista interminable: los hermanos Trueba, Jaime Rosales, Enrique Urbizu, Icíar Bollaín, Agustín Villaronga, Almodóvar y Amenábar. «Hay muchísima gente joven que tiene muchas cosas que contar, y otros tantos veteranos que tienen grandes historias», afirma sin concretar.
Irene Escolar mamó la interpretación desde muy joven, en casa. Con solo nueve años debutó en el teatro con Mariana Pineda y se ha curtido en las tablas hasta alcanzar un nivel que se tradujo este año al Goya a la Mejor Actriz Revelación: «No creo que el premio vaya a cambiar mucho mi carrera. En la familia he visto cómo ha funcionado otras veces y no es un premio que te asegure nada», zanjó, cauta.
«Lo más especial de este premio es que resulta un reconocimiento de la profesión y que la película ha sido la primera dirigida por Lara Izaguirre. Lo que menos esperábamos era ganar un Goya, ha sido algo totalmente inesperado», confesó.
Ayer en la Biblioteca Menéndez Pelayo, en una pequeña pausa de la gira que le mantiene ahora sobre las tablas con Público, Irene Escolar leyó algunos de sus fragmentos más queridos de Lorca: Poeta en Nueva York, Bodas de sangre, El público y Yerma, además de cuatro sonetos y un fragmento de la biografía que escribió Ian Gibson.
Cine en precario
Intérprete polivalente, viaja con soltura del teatro al cine y del cine a la televisión, donde ha sido especialmente conocida por su papel en la serie Isabel. «Es importante poder estar en todas partes. En el cine español hay mucho talento, incluso pese a que es una industria muy pequeña». Criticó el concepto de extremos, donde cada año se producen unos cuantos filmes con muy alto presupuesto y otros muchos con muy bajo.
«No hay apenas películas que se mantengan en el término medio. Está muy bien que se financien los 8 apellidos vascos; pero quizá con todo ese dinero podría hacerse esa película y también repartir algo para que otros directores pudieran también poner en marcha su historia». «Al final el cine de autor en España está hecho por un grupo de amigos y está rodado muy en precario», denunció Escolar, que desde su posición de mujer joven aún ve distinciones de género.
«En el cine sucede. Los personajes masculinos son mucho más frecuentes o están mucho más presentes que los femeninos. Es un reflejo social, donde todavía hay que avanzar bastante en este sentido», opinó. «La suerte que he tenido yo es que hasta ahora he podido interpretar grandes personajes femeninos, muy interesantes y hondos, con mucho peso en la trama, que me han permitido evolucionar como intérprete», aseguró la joven actriz, fiel defensora de la nueva hornada de intérpretes que comienzan a sacar la cabeza en el panorama nacional: «Hay ahora muchos actores jóvenes con muchas ganas de hacer grandes cosas».
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