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borja crespo
Miércoles, 14 de diciembre 2016, 21:44
Star Wars vuelve por Navidad, y parece que va a hacerlo por el resto de nuestros días, con una película al año por estas fechas, ya sea una continuación cronológica de la saga, tal y como la conocemos, o un spin-off, léase un producto ... derivado, como es el caso de Rogue One: Una historia de Star Wars, el estreno del fin de semana, y para muchos de la temporada, cuya acción se sitúa entre los episodios III y IV de la famosa franquicia, nacida en 1977 bajo el añorado título en castellano La Guerra de las Galaxias. George Lucas, su máximo responsable, retirado definitivamente en su rancho Skywalker tras vender los derechos de sus criaturas a la todopoderosa Disney, retrató en clave fantástica la eterna lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, algo extrapolable a la propia existencia de su space opera en la historia del cine. Para algunos su éxito supuso la aparición del concepto blockbuster, la infantilización de Hollywood, mientras para otros elevó la evasión a la categoría de arte.
Lo que se ha aceptado mayoritariamente es que algo pasa en nuestro interior cuando suena la sintonía clásica de John Williams. La cultura de la nostalgia no cesa. El hecho de que muchos fans fatales de la saga se la tomen como una religión lo dice todo. Hay quien piensa que existe la Fuerza y hay disponibles numerosas escuelas de jedis.
El consumo de merchandising en torno a la imaginería de las películas proporciona más ganancias que sus ingresos en taquilla. Se calcula que La guerra de las galaxias, El Imperio contraataca, El retorno del Jedi, La amenaza fantasma, El ataque de los clones y La venganza de los Sith llevan acumulados más de 4,8 billones de dólares de facturación. Rogue One no va a ser menos en la lista, aunque es la primera de la saga fuera de la línea argumental central, protagonizada por la familia Skywalker. ¿Cómo la recibirán los fans?
Anunciada como la película de guerra de la serie, con abundantes escenas bélicas, ha gustado en general a la prensa especializada, aunque algunas voces la ven demasiado obvia. Calificada como un perfecto artefacto de entretenimiento por la crítica más entusiasta, sus carencias en la descripción de personajes y la falta de carisma no parecen afectar al conjunto si, como espectador, buscamos la pura evasión. La labor de dirección, arrítmica por momentos, ha corrido a cargo de Gareth Edwards, responsable de Monsters, una curiosa película de criaturas extraterrestres, realizada con un presupuesto bajo, que llamó la atención de los productores de Hollywood tras ser piropeada a su paso por varios festivales internacionales. Su primer encargo para una major fue el remake de Godzilla, fallida renovación del popular monstruo japonés, un resbalón que no ha impedido a su firma seguir al pie del cañón. La actriz en estado de gracia Felicity Jones, la madre del taquillazo de Bayona Un monstruo viene a verme, el mexicano Diego Luna y Forest Whitaker, al que podemos ver estos días en la alabada La llegada, encabezan el reparto de un esperado filme que describe la complicada misión de un grupo de rebeldes de la resistencia, centrados en conseguir los planos de la famosa Estrella de la Muerte.
Los acontecimientos narrados tienen lugar antes de los hechos descritos en Star Wars: una nueva esperanza, la película que inició la fiebre galáctica, terminando cuando la Princesa Leia manda al icónico robot R2D2 con la valiosa información al espacio exterior sin un claro destino, huyendo de la amenaza del Imperio.
Los villanos
Además de Leia, Rogue One también cuenta con la aparición de Darth Vader, el gran villano por antonomasia de la historia del cine. También aparece, gracias a las nuevas tecnologías, el malogrado Peter Cushing, el comandante de la Estrella de la Muerte, actor de culto para los seguidores del cine fantástico y de terror que resucita virtualmente por obra y gracia de la informática para dirigirse a cámara, un detalle recibido con sorpresa, incluso criticado en las primeras proyecciones de un proyecto que tuvo ciertos problemas durante el rodaje, según rumores en la red que apuntaban a cierto desencuentro del director con los productores: hasta el punto de tener que repetir numerosas escenas y rodar un 40 % de material extra.
Es mucho lo que se juega la franquicia pero este tipo de maniobras son una práctica común en las superproducciones de Hollywood. Star Wars: El despertar de la fuerza, el séptimo episodio en la línea temporal, reinició la saga, aliviando el tropezón de Lucas con La amenaza fantasma y secuelas. Con J. J. Abrams a los mandos, que venía de reimpulsar Star Trek, Disney apostó por tocar directamente el corazón de los aficionados al universo de Lucas apelando a su nostalgia sin contemplaciones. El siguiente paso diseñado por los grandes estudios nos traerá en diciembre de 2017 el siguiente episodio en el hilo argumental clásico, la octava entrega, bajo la dirección de Rian Johnson, artífice de la estimable Looper. En 2018 llegará otro spin-off, el dedicado a Han Solo, dirigido por Chris Miller y Phil Lord, responsables de la divertida La Lego Película. La novena entrega de la saga, cierre de la tercera trilogía, la firmará Colin revorrow, la mente encargada de reflotar Parque Jurásico con Jurassic World.
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