Agitada, no revuelta
'La influencia' | Género: terror; Dirección: Denis Rovira; Salas: Cinesa y Peñacastillo
Guillermo Balbona
Santander
Martes, 25 de junio 2019, 10:38
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Guillermo Balbona
Santander
Martes, 25 de junio 2019, 10:38
Cabe casi todo en esta casa-película infectada, afectada, malsana, maligna y vista, muy vista. Si nos enseñaran un catálogo de viviendas en una agencia inmobiliaria del terror seguro que hallaríamos de alquiler la que habita en 'La influencia'. Familia con pasado oscurito, niña fácilmente ... influenciable y un presente inestable que obliga a buscar luz donde solo hay chispazos. 'La influencia' revuelve, mezcla y da vueltas a los estereotipos, a los códigos y a las referencias del género, pero nunca agita ni conmueve. Incluso las contadas ocasiones en que administra el escalofrío, tras algunas transiciones y elipsis de altura, lo estropea todo con trucos de sonido, escenas ridículas y un desatado argumento demasiado influenciado.
El terror español vuelve a Asturias aunque podría ser otra geografía porque la trama es esencialmente de interiores y tiene su epicentro en ese inmueble manipulado, manoseado y desparramado. Tras un arranque prometedor, todo resulta ampuloso, falsamente trascendente, estridente y hueco. La ópera prima de Denis Rovira van Boekholt es una instalación de sustos con una Emma Suárez infrautilizada que, además, no sale bien parada ni del maquillaje ni del hiperbólico, cuando no ridículo, papel que le toca encarnar pues carece del suficiente movimiento, enjundia, gesto y palabra como para que la excelente actriz deje un mínimo de verdad personal. Su abuela comatosa no pasará al álbum de su excelente trayectoria.
'La influencia' es insinuación al principio, tópico después y combate de lugares comunes al final. Adaptación de una novela de Ramsey Campbell –Balagueró hizo lo propio con 'Los sin nombre', otra de este autor–, todo desprende una atmósfera forzada, adscrita al argumento amañado, desde la música al comportamiento de los personajes. Todo muy obvio y frío, penalizado además por un distanciamiento entre lo sobrenatural y fantasmal y esa inestabilidad cotidiana en la que están inmersos los personajes. Entre 'Los otros' y 'El orfanato', el filme nunca vuela libre, atorado por el peso de unas convenciones miedosas que van escaleras arriba, escaleras abajo, entre enigmas atávicos, herencias familiares y armarios rebosantes de pasado.
El cliché manda y el devaneo entre lo satánico y la brujería, el simbolismo de los miedos ancestrales y primarios y el pésimo homenaje a Lovecraft, provoca que el mal rollo parezca estar más cerca de la instalación eléctrica que del espectador. El clímax es de hipermercado de fiesta de Halloween (con pelea incluida con el mal todo a cien) y es fácilmente deducib
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