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El amor es la luz
Crítica de cine 'Desconocidos'

El amor es la luz

Los Ángeles ·

De heridas y fantasmas, una obra que nunca acaba de cerrarse pero quizás por ello errante, condenada como los fantasmas que la habitan

Guillermo Balbona

Santander

Viernes, 1 de marzo 2024, 09:49

En los silencios y en los espejos crece con mesura y desesperación este retablo de pérdidas, del fantasma de amor y de los espectros de ... la soledad. Como un cuento de Henry James, entre los pliegues del tiempo –hablar de realidad y fantasía sería minimizarlo todo–, Andrew Haigh relata una historia que discurre entre estancias que pertenecen al pasado y al presente con idéntico sentido de irrealidad y de misterio. Eso inasible que es incomunicación, tacto, distancia, margen, orilla. 'Desconocidos' responde a esas palabras que se escuchan sobre un abrazo finalista, terminal, extraño: «El amor es la luz. Llama encendida, ardiente deseo». Inspirado por la novela 'Strangers' del japonés Taichi Yamada, el filme se mueve entre espacios de intimidad, en hermosos encuentros y desencuentros entre la pareja protagonista, como los del ascensor, entre el desasosiego y el desconsuelo.

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