De andar por casa
Cinesa, Ocine y Yelmo ·
La receta está agotada, casi caducada y los secundarios, siempre lo mejor, parecen huérfanos desaprovechados. Fórmula muy trillada y sin graciaSecciones
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Cinesa, Ocine y Yelmo ·
La receta está agotada, casi caducada y los secundarios, siempre lo mejor, parecen huérfanos desaprovechados. Fórmula muy trillada y sin graciaLa familia bien, gracias. No cabe duda que es de alabar lo de Santiago Segura como agitador de la taquilla cuando entra en estado de hipnosis. Una de las vías de escape de la pandemia cuando las salas gritaban auxilio tuvo su autopista hacia el ... cielo en las producciones del actor, guionista y director. Lo cierto es que anclado a un cine fórmula, ha encontrado un filón en una comedia de tono cómplice, familiar y de toque social, pero menos. Blanda, blanca y, lo que es peor, con muy poca gracia. Antes de que reaparezca su Torrente, mejor no pensar mucho en ello, Segura ha recalado con el piloto automático puesto para manejar la cartelera de la canícula con un cansino y reiterativo esqueje de esquejes, empalagoso cuadro costumbrista, aunque todo esté envuelto en una mirada supuestamente satírica sobre los grupúsculos sociales, las redes, gestos y obsesiones, pero de forma tan controlada que se vuelve en su contra y resulta completamente afectada.
País España
Año 2024
Dirección Santiago Segura
Guion Segura, Marta González de Vega, Juan Vera.
Reparto Santiago Segura, Toni Acosta, Loles León, Martina D'Antiochia
Género Comedia
'Padre no hay más que uno 4' se desmaya en un conservadurismo fundamentado en tratar de caer bien a todo el mundo, lo que desmiente cualquier atisbo de acidez. Segura se toma la saga y franquicia, (puede extenderse sin fin con semejantes mimbres) mediante la acumulación y la insistencia. Todo es plano, y hacer crecer la población de la ficción no equivale a potenciar su probable espíritu fundacional, ni sus estampas sociológicas. Segura a falta de un guion con presencia y prestancia, que sea capaz de urdir la trama, recurre a cuadros mas o menos corales, a modo de sketches, sin olvida claro los correspondientes cameos marca de la casa. Una excusa generacional, un conflicto o varios anecdóticos y una prole y un padre desbordado. Un juguetón enredo insuficiente pues carece de vueltas de tuerca, sorpresas y giros de guion, que se limita a la reescritura de un humor blanco, muy respetable, pero extenuado.
Flácido en ideas, siembra sobre lo sembrado, y a Segura y los suyos les basta. Todo es endeble. El público responde. Quizá no haya más que añadir, como en las intervenciones rotundas de los juicios dramatizados. Pero, sí, la exigencia pide otra cosa. Entre el padre convertido en un estereotipo muy fácil de exprimir pero poco representativo y la prótesis anunciada del brazo tonto de la ley, todo apunta a que la fidelidad a su fórmula-tipo parece a prueba de bomba. Alguien debería romper el hechizo y dejar claro que comedia familiar no debe asociarse a un soso vodevil de andar por casa (y guardar la ropa).
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