«Me apetece más hacer series que películas»

– 'La ardilla roja' fue muy alabada por Kubrick que llegó a citarla entre sus películas favoritas. ¿Cómo lo vivió entonces?

–Imagínate. No sólo dijo eso si no que además la compró y habló de ella en uno de sus libros. Él tenía un cine, una sala de proyección debajo de su castillo cerca de Londres y era una de las que ponía. Para mí fue importante y me hizo una gran ilusión porque yo, claro, admiro su cine.

–Han pasado 26 años desde entonces. ¿Se plantearía ahora llevar a la pantalla una historia como esa?

–No, pero tampoco ninguna de las otras que he llevado. Hubo un momento en que me plantee hacer una segunda parte de 'Lucía y el sexo'. Me lo propuso Paz Vega y al principio no me gustó la idea porque me parecía que si la hacía tenía que ser mucho mejor que la primera. Sin embargo, un 1 de enero me levanté con una idea sobre como podría desarrollar esa historia y me puse a escribir el guión. Y ahí lo tengo en un cajón. No sé si algún día haré esa película o no. Seguramente no.

–¿Le cuesta tanto encontrar productores como dice?

–Sí, aunque también reconozco que mis películas no son fáciles de producir. Yo estaba convencido de que no iba a encontrar a nadie que produjese 'Vacas'. Tuve mucha suerte.

–En la Semana Internacional de Cine de Santander a la que asiste hay un montón de productores, al menos una buena representación de la Federación Iberoamericana de Productores (Fipca). ¿Algún mensaje que trasladarles?

–Con algunos de ellos he trabajado, por ejemplo con Álvaro Longoria hice 'Habitación en Roma' y 'Ma ma'. Creo que el problema del cine no está tanto en los productores, que al fin y al cabo son los que se arriesgan, si no en que el mercado en sala está muy complicado. En España el público que va a los cines, en general, tiene un perfil muy definido hacia lo comercial. No es aficionado al cine de autor. Sin embargo, los espectadores jóvenes, los de las plataformas están deseosos de ver algo nuevo. Y ahí sí veo futuro. Netflix está deseando producir cosas nuevas y además con gran presupuesto porque sabe que va a festivales.

–¿El futuro del cine entonces está en manos de las plataformas?

–En muchos países y en España sobre todo el exhibidor es muy tirano. Es el que finalmente decide cuánto tiempo está tu película en la pantalla. Aunque esté bien y vaya creciendo en público. A mí me ha pasado en muchas películas que cuando mejor iban las quitaban porque llegaba un superestreno americano.

–¿Habrá algún proyecto de Medem con Netflix?

–De momento no te puedo decir más que exhiben a nivel internacional 'El árbol de la sangre' y que está gustando. En junio llegará a Netflix España y te confieso que no espero mucho. Es lo de siempre, tengo la impresión de que mis películas no gustan en este país y, en cambio, fuera en Argentina, México, Colombia, Rusia, Irak... tienen mucho éxito.

–¿Por qué cree que no gustan sus películas en este país?

–No lo sé, pero me pasa desde el principio. 'Los amantes del Círculo Polar' fue muy comercial. La vieron 600.000 espectadores, lo que ahora sería un gran éxito, y 'Lucía y el sexo', el doble. Pero ya está. Tal vez son demasiado personales.

–Sus películas tienen un sello propio que las hace muy reconocibles. ¿Le pesa mucho a la hora de enfrentarse a nuevos proyectos?

–Soy consciente de ese sello, pero la verdad es que no me sale hacer otro tipo de películas. La prensa en general ha puesto muy bien 'El árbol de la sangre' y mucha gente me ha dicho que es un catálogo de mis mejores películas. Pero no estaba premeditado. Me salió a así. Es cierto que ahora me limito mucho más que antes. Cuando era joven tenía una gran fascinación por descubrir y sacar mi mejor yo creativo.

–¿En qué ha cambiado el Medem de los 90 y 'Vacas' al del 2018 y 'El árbol de la sangre'?

–No sé cuanto ha cambiado, pero en medio de esas dos películas han pasado muchas cosas. También he sufrido mucho. Toda la polémica que suscitó 'La pelota vasca', por ejemplo, me hizo mucho daño.

–¿Qué pasó con esa película?

–Yo me siento muy orgulloso de esa polifonía que es 'La pelota vasca' y que, por otra parte, es lo que quería hacer. Igual no era el momento, pero sí sufrí con todo lo que conllevó y tengo que reconocer que me cerró muchas puertas. Luego tuve mala suerte porque quise hacer una película sobre Aspasia de Mileto, la hetaira que conquistó el corazón de Pericles, e incluso llegué a escribir el guión, pero finalmente no salió. No encontré productor así que la publiqué en forma de novela.

–¿Es 'Aspasia' la película que le queda por hacer?

–El proyecto de 'Aspasia', el guión y lo que luego fue la novela' me llevó siete años, cinco de ellos documentándome. Es cierto que es una época de la historia, la de Pericles, que me encanta. En medio hice 'Habitación en Roma', mi primera película 'pequeña' y luego 'Ma ma' que como siempre tuvo mucha repercusión fuera de este país.

–¿Está contento con la acogida de 'El árbol de la sangre'?

–Sé que la película ha gustado muchísimo pero estuvo muy poco tiempo en cartelera. Hubo una gran acumulación de estrenos en ese momento y apenas se vio. A ver que pasa ahora cuando se pueda ver en Netflix, pero ya te digo que creo que mi cine no gusta en España.

–¿Tiene algún proyecto que podamos ver pronto?

–Tengo muchísimas cosas escritas y también algún proyecto próximo del que todavía no puedo hablar. He escrito dos series que creo que se podrán ver pronto. Una de ellas sobre 'Aspasia', precisamente, y la otra está relacionada con la guerra de Cuba.

–¿Es fácil trasladar ese sello Medem de sus películas a una serie?

–Estoy deseando hacerlo y muy ilusionado. Ahora mismo me apetece mucho más hacer series que películas.