Un atraco influyente
Filmoteca, sala Bonifaz ·
Lumet, en uno de sus grandes títulos, traza una encendida enredadera de melodrama humano, social, sin despegarse nunca de lo cotidianoSecciones
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Filmoteca, sala Bonifaz ·
Lumet, en uno de sus grandes títulos, traza una encendida enredadera de melodrama humano, social, sin despegarse nunca de lo cotidianoEs un atraco, pero son muchos thrillers y dramas los que cobija esta historia tensa, magníficamente contada, influyente y crecida en el desgarro innato de un Al Pacino en estado puro. A su lado, John Cazale da una lección, demostrando que eso de los secundarios ... es una etiqueta demasiado encorsetada. 'Tarde de perros', en cierto modo, anticipa el retrato de la sociedad del espectáculo, el pulso sociológico de la vida transmitida y retransmitida. Esa 'muerte en directo' es la que cinco años más tarde plasmó Bertrand Tavernier en un filme fantástico con Romy Schneider a la cabeza. El 22 de agosto de 1972 tres hombres asaltan una pequeña sucursal de un banco de Brooklyn.
País EE UU
Año 1975
Dirección Sidney Lumet
Guion Frank Pierson
Reparto Al Pacino, John Cazale, Charles Durning, Carol Kane.
Género Thriller
Esa idea del atracto perfecto, como la del asesinato, presente en el imaginario de la ficción, pero también en la vida, real, pulula alrededor de una situación que, en pocos minutos, muta en un festival tragicómico, histérico, nervioso, enérgico. Un volcánico golpe que pasar a ser carne de espectáculo televisivo. Sidney Lumet, cuyo cine siempre ha mirado lo social, la calle, el asfalto, crea un potente escenario claustrofóbico, de tensión y de giros que no solo mantienen la atención, sino que construyen una atmósfera psicológica y sociológica. El cineasta de 'Antes que el diablo sepa que has muerto', aunque conocida por cintas como la versión de 'Doce hombres sin piedad', dejó títulos que corresponden a ámbitos concretos a los que se acercaba con estilete: en 'Serpico' retrató la corrupción de la policía de Nueva York, también con un joven Al Pacino; y en 'Network' zarandeó al mundo de la televisión, mientras que en 'Veredicto final' da una vuelta de tuerca al drama judicial. Más allá de la dramatización y de la inteligente puesta en escena de Lumet, lo que se cuenta en pantalla sucedió realmente y fue recogido en varios artículos y en un libro.
Los diálogos de Frank Pierson son un personaje más que agita ese vínculo entre atracadores y rehenes, pero también entre personajes y espectadores en un juego psicológico y en un retrato individualizado pero también colectivo, donde no falta ni sobra nada. Es potente y estridente, pero vívida, de un realismo emocionante, encendida enredadera de melodrama humano, social y sin despegarse nunca de ese retrato cotidiano y cercano. Vietnam, las minorías, la violencia, el populismo y la contención, siempre sujeta a una amenaza inminente que puede desbordarse, son las constantes vitales de una trama con varias cargas de profundidad críticas y un fino sentido del humor.
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