Ni por autovía
'Taxi a Gibraltar' | Género: comedia; dirección: Alejo Flash; Salas: Cinesa y Peñacastillo
Guillermo Balbona
Santander
Lunes, 1 de abril 2019, 09:21
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Guillermo Balbona
Santander
Lunes, 1 de abril 2019, 09:21
Podría haberse titulado carretera perdida. Las señales de esta ficción son confusas y la orientación, por ende, resulta errónea, equivocada o juega al despiste. Meliflua comedia costumbrista, endeble caricatura y un humor supuestamente canalla que abunda más en situaciones grotescas, cuando no ridículas. Su ... falta de aceite, grasa y músculo cómico en todas sus vertientes, provoca que se queme el motor de esta road movie española con episodio lamentable en su tramo decisivo y desencadenante.
El omnipresente Dani Rovira y, en este caso un acompañante adherido como una prótesis, el actor argentino Joaquín Furriel acaparan la función. Son los viajeros accidentales de una farsa con supuesto trasfondo social que dirige Alejo Flah. Pese a todo, la sorpresa interpretativa con apenas una apariciones esporádicas y fugaces la ponen algunos secundarios como Mona Martínez. El resto es una broma, pesada a menudo, incongruente la mayor parte de las veces, vacía otras.
Todo es intrascendente, lo cual no es malo si formara parte de un tono y un ritmo unitarios, pero el filme juega al desconcierto y cumple un trayecto anodino entre el disparate y la falta de gracia. Se habla mucho y no se dice nada. Este factor clave para el hundimiento de una comedia que ni siquiera puede aspirar a graciosa, tampoco se compensa con vicisitudes surreales o meramente cómicas.
El filme del director de 'Sexo, fácil, películas tristes', está destinado a derrapar porque no hay coherencia ni fuerza en ninguna de las velocidades tímidas que aplica cuando opta por tomar carreteras secundarias.
El trayecto Madrid Gibraltar –podría haber sido cualquier otro, pues la leyenda urbana que los sustenta es más excusa argumental que esencia de comedia-, enmarca este paseo al Peñón en un bobalicón viaje carente de ingenio. Los diálogos , pésimos, van hacia un lado y los personajes hacia el otro, y la mezcla de picaresca, sátira social y retrato callejero es débil con lo que el director argentino y sus actores tratan de forma inane de que, tras cada vulgar nadería, pueda superarse el estereotipo.
Bufonada que se ampara en sus alusiones ligeras a la actualidad y la situación social y económica, pero de una forma tan gaseosa como la supuesta chispa de una cinta que deposita todo su gasoil en la ocurrencia con malentendidos atorrantes, reiteraciones cansinas y las colisiones culturales basadas en el cliché. La comedia apenas se atisba desde la ventanilla, mientras suena 'Gibraltareña' en las voces de Los 3 sudamericanos como el eco de quizás otra película.
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