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Ella es el baile
Ateneo de Santander, este lunes ·
El estilo reconocible de Wyler contiene esa cautivadora fiereza de Bette Davis. La elegancia en la puesta en escena está marcada por la excelencia de su actrizSecciones
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Ateneo de Santander, este lunes ·
El estilo reconocible de Wyler contiene esa cautivadora fiereza de Bette Davis. La elegancia en la puesta en escena está marcada por la excelencia de su actrizEs melodrama y, además, sureño. Todo lo que tiene de rugoso, de lija cabezona rasgando la superficie de las cosas, de las personas/personajes, de ... los convencionalismos, está atravesado por la presencia de una actriz inmensa: Bette Davis. Si en 'Rebeca' hay una escena imponente (y la habitan muchas) es la de la aparición desde lo alto de las escaleras de la mujer que (inconsciente) usurpa su memoria. En 'Jezabel', desde otro asombro, sin desgarro, pero igual de intensa, destaca la secuencia del baile de debutantes y la entrada de Davis con su espectacular vestido escarlata como un sello de diferencia y desafío entre la indumentaria blanca y virginal del resto.
País Estados Unidos
Año 1938
Director William Wyler
Guion Abem Finkel, Clements Ripley, John Huston
Reparto Bette Davis, Henry Fonda, George Brent, Margaret Lindsay
Género Drama
Ahora es fácil decirlo, pero como sucedió con buen aparte de los papeles que interpretó la maravillosa Katharine Hepburn, también en la filmografía de Bette Davis existe un permanente diálogo de vasos comunicantes entre su personalidad y sus criaturas. Quizás temperamento, resistencia, rebeldía o una mirada testaruda como la que desprende bajo un manto de frivolidad o mecanismo de defensa su personaje en el filme de William Wyler. Hay muchas cosas, vista hoy, anacrónicas, salvadas a través de una mirada vintage, rechazables de manera cómoda ante esa cierta atmósfera viejuna, más los arquetipos o la misoginia. Pero el cineasta de 'Horizontes de grandeza' y 'La señora Miniver', desde la planificación a la poderosa capacidad narrativa, construye una burbuja sólida en lo cinematográfico y, en este caso, edificando un resquicio femenino que se cuela a la contra entre el conservadurismo y la visión timorata, arrinconando socialmente a la mujer.
En el camino firmó Jezabel, La loba, La heredera...En el caso que nos ocupa además fue el primero de los tres títulos que Wyler formó tándem con Bette Davis. Y ahí sí afloró el atractivo de esa mujer fuerte, la dureza resiliente del ADN humano e interpretativo que inoculó en sus personajes. Más allá de la trama, 'Jezabel', como las posteriores, es Davis en estado puro. Wyler llevó a la pantalla un guion (escrito por 'un tal John Huston') que era la traslación de la obra teatral de Owen Davis Sr. En cualquier caso, el Oscar fue el fruto lógico de un filme que pese a su escritura contenida y el estilo reconocible y clásico de su director, muestra esa apasionada y cautivadora fiereza de Davis. Exquisitez y elegancia en la puesta en escena, pero sobre todo un territorio sembrado por la excelencia de su actriz.
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Ana del Castillo
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