Más batuta que sinfonía
Estreno en Netflix ·
A veces una nota es más transparente y lúcida que el catálogo de vivencias sometidas al artificio, el virtuosismo pirotécnico y la petulancia de escaparateSecciones
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Estreno en Netflix ·
A veces una nota es más transparente y lúcida que el catálogo de vivencias sometidas al artificio, el virtuosismo pirotécnico y la petulancia de escaparateMás batuta que sinfonía. Partitura del yo, 'Maestro' es una cinta con muchos atractivos pero mediatizada siempre por una hipérbole de estilo, una afectación de egolatría, una sucesión de subrayados del 'yo interpreto, yo dirijo, yo asumo, yo solo soy capaz de encarnar...'. Nada ni ... nadie oculta que el filme es un biopic, que por mucha ambición y poderosa entrega narrativa, la visión es parcial y el retrato es disperso. Pero no bastan las buenas intenciones. Música (no podía ser menos) e imagen construyen una vorágine de ideas y acercamientos a Leonard Bernstein que en realidad acaban devorados por una pretenciosa exaltación de su demiurgo: Bradley Cooper repetido y autoexprimido como si fuese una composición de Andy Warhol.
País EE UU
Año 2023
Dirección Bradley Cooper
Guion Josh Singer, Cooper
Reparto Bradley Cooper, Carey Mulligan, Matt Bomer, Maya Hawke
Género Biográfico
Si en 'Ha nacido una estrella', su debut como director, todo quedaba atemperado por el esfuerzo de la ópera prima y por la presencia magnética de Lady Gaga, ahora el actor parece tener patente de corso para, bendecido por algunos cineastas mayores que coquetearon con el proyecto (Scorsese y Spielberg), montarse una orgía de personalismo que ahoga el factor humano y descuida las aristas y detalles, de tal modo que el relato del universo Bernstein se presenta fragmentado, con escasa jerarquía, tan deshilachado como desatado. El arranque es una buena muestra de lo dicho: arrebato, un cierto tono de sobredimensión icónica, utilización discutible del blanco y negro y, pese a todo ello, una cierta frialdad a la hora de retratar al músico en su íntimo vínculo con su obra, déficit que permanecerá a lo largo del relato, mientras adquiere notable peso la bisexualidad del compositor de 'West Side Story'.
La atmósfera a veces confunde lo espeso con lo cargante y, paradójicamente, pese a acaparar la pantalla, el contrapunto de Carey Mulligan resulta ser casi lo mejor de una película que por momentos parece abandonar el verdadero latido de su objetivo, el músico, y pone el foco sobre la historia de amor. Lo peor de su mirada es la reiteración y la excelencia de la puesta en escena no basta para la conversión del biopic en una exploración de estados dramáticos. Cuanto más acercamiento físico, mimético, hay de Cooper a Bernstein, más distanciada queda su figura. Sin duda, obtendrá premios. Pero no hay más drama en la histeria ni más verdad en las exageradas imposturas. A veces, un sonido, una nota, la emotiva complicidad entre compositor, entorno y eso que llamamos música es más transparente y lúcida que el catálogo de sucesivas escenas/vivencias sometidas al artificio, el virtuosismo pirotécnico y una cierta petulancia de escaparate.
Guillermo
Balbona Arauna
Redactor Jefe. Cultura gbalbona@eldiariomontanes.es
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