
Bocados visuales
Groucho ·
Una sinfonía que surge de rehogar y maridar, rebozar y mechar, mientras la pareja construye su amor como condimento necesitado de una receta perfectaSecciones
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Groucho ·
Una sinfonía que surge de rehogar y maridar, rebozar y mechar, mientras la pareja construye su amor como condimento necesitado de una receta perfecta«La felicidad es seguir deseando lo que ya tenemos». Esta receta emocional se escucha entre fogones y delicadas construcciones culinarias. El amor crece y ... se interroga entre la panceta, la nata y la jalea de grosellas. 'A fuego lento' casi no necesita de metáforas ni de simbolismos. Es un filme-cocina, un plato tras otro donde hierve el deseo, se pone tiempo y distancia a las miradas y se ajustan las palabras al menú sentimental que pide cada día. Tran Anh Hung regresa con idéntico recetario que le dio fama cuando estrenó su ópera prima 'El olor de la papaya verde'. Un cuidado en el detalle, en el emplatado de la puesta en escena y un tour de force cuando la cámara, en este caso, se asocia con el microuniverso sensorial de una cocina, como bien demuestra ese punto de partida que se come al resto del metraje.
País Francia
Año 2023
Dirección y guionr Tran Anh Hunga
Reparto Juliette Binoche, Benoît Magimel, Emmanuel Salinger, Patrick D'Assumçao
Género Drama romántico
No hay nada nuevo en esta simbiosis de enamoramiento y cocción, de paladar, estómago y sentido y sensibilidad, entre el flamear y macerar de dos criaturas –Juliette Binoche y Benoit Magimel, deseados y deseantes, sin empalago–. Pero el cineasta de origen vietnamita, afincado en Francia, se rinde a las posibilidades que la gastronomía permite como camino virtuoso hasta la sensualidad más fina y elegante y el erotismo nunca saciado. Su filme tiene todos los ingredientes para entrar en ese canon que el espectador con memoria lleva instalado en su imaginario: desde 'El festín de Babette' a 'Como agua para chocolate'. Ollas y carne. Dulces y sartenes. El cineasta de 'Tokio Blues' edifica una factura intachable pero como sucediera en su celebrado debut, la frialdad es marca de la casa. Y en este caso, tal vez por la esforzada inmersión culinaria, entre el trinchar, tornear y adobar, cuando la cámara sale del ecosistema de los fogones se debilita.
El director de 'Cyclo' en esta 'La passion de Dodin Bouffant' (su título original) busca con ahínco un estado narrativo donde confluyen amores, sabores y expresiones sentimentales, muchas veces más enunciadas que físicas. Lo verdaderamente protagonista es la pausa, la espera, ese relamerse, sin afectación ni artificio, en lo que se cuece. En este sentido, es un filme revolucionario. Es la sinfonía que surge de rehogar y maridar, rebozar y mechar, mientras la pareja construye su amor como un condimento necesitado de una receta perfecta. A modo de un ballet, casi silencioso, entre salsas y caldos, cocinera y gourmet se revelan respetuosos con la intimidad, en una invocación de bocados visuales.
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