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Kinetta. 2005. 95 min. Grecia. Dirección. Yorgos Lanthimos. Guion: Yorgos Kakanakis y Lanthimos. Fotografía: Thimios Bakatatakis. Reparto: Evangelia Randou, Aris Servetalis, Costas Xikominos, Hector Kaloudis. Género: Intriga Thriller. Salas: Cinesa, Ocine y Yelmo.
La singularidad visual y trayectoria de Yorgos Lanthimos hace dudar si el ... criterio cronológico aporta de verdad rigor a la hora de revisar sus obras. La Filmoteca, en el ciclo que viene dedicando al cineasta griego, ha optado por programar las proyecciones al margen de lo temporal, pero su ópera prima, 'Kinetta', sí adquiere la textura de incubadora de lo que vendría después. La raíz experimental, aquí adoptada de manera radical, lo absurdo (en este caso como materia prima de una ficción que parece mera excusa) y el concepto de representación que destilan todos sus personajes, son aspectos adheridos a su visión que luego irá depurando y estilizando. Especialmente a partir de 'Canino'.
Pero 'Kinetta', nombre de una ciudad turística (ahora casi lo son todas) que en invierno pasa a ser habitada solo por trabajadores emigrantes, es el escenario de un estrafalario argumento de crímenes e investigador, rodeado de una serie de personajes que acentúan lo epatante. Ópera prima de laboratorio, como muchas –pero tratándose del director de 'Langosta', aún más burbuja personal–el filme no trata en ningún momento de empatizar y lo que sucede en su interior, con los ojos de hoy parece claro, no simula su condición de prueba, de práctica y ejercicio de estilo, apoyado en el guion de Kakanakis. Los diálogos son leves, como accidentales, y las imágenes hacen hincapié en el poder visual de los espacios, uno de los puntos fuertes de Lanthimos.
La cinta tiene ahora el valor de hurgar en lo iniciático, en su embrión como cineasta, en la razón de muchas de sus obsesivas disecciones críticas de la sociedad contemporánea. Si uno no funda la mirada de 'Kinetta' en este aliciente, se arriesga a caer en un pozo de incomprensión, o a intentar adentrarse en lo críptico con lo que ello supone de desesperada entrega estética.
Trama errante, si es que la hubo, y errada, si es que se intentó darle forma, para que todo deambule exento de algún vínculo que permita mínimamente zarandear al espectador.
En las conexiones invisibles entre sus películas, no en el concepto de evolución y coherencia de casi todos los creadores, es donde reside precisamente su interés. En este caso 'Kinetta' gana interés al intentar descubrir en sus entrañas lo que vendría después. Cámara en mano, cinta casi documental, el único sentido es esa ecuación de prueba-ensayo de su retrato de la incomunicación, del lenguaje frustrado, del tiempo borrado. Lo hipnótico y frío ya estaban ahí. Pero la impaciencia manda.
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