Cine clonado
'Géminis' | Dirección: Ang Lee; Género: suspense; Salas: Cinesa y Peñacastillo
Guillermo Balbona
Santander
Martes, 15 de octubre 2019, 09:37
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Guillermo Balbona
Santander
Martes, 15 de octubre 2019, 09:37
Cine contra cine. Concepto contra estilo. Argumento y guion jugando a ver cuál es más irrisorio y mucho aderezo, ornamentación y ruido. 'Géminis' es curiosa si uno la visiona más como laboratorio que como thriller para el entretenimiento. El resto es superfluo, contradictorio ... y rebosante de contrastes. Por ejemplo, ¿qué hace un autor capaz de firmar 'Sentido y sensibilidad', o la magistral 'La tormenta de hielo', metido en esta ratonera? Pues ver cómo afronta el trauma forma parte del atractivo. Su filme es fallido pero si se sostiene es gracias a su brío narrativo, su energía y su pulso.
Tres escenas de acción pulcras y detallistas, especialmente una larga persecución en moto, certifican esa cualidad inherente a Ana lee. Otro contraste es cómo presentar con dignidad una trama esquemática, mil veces vista o abordada entre leves variantes, que en este caso han firmado tres guionistas como si se tratara de un tratado filosófico matemático. En realidad el liquidador gubernamental que de pronto es perseguido por los dirigentes de su país es un manido recurso que aquí se estira entre maléficos mensajes, estereotipos estrujados y banalidades juguetonas.
Más que enredo, el filme se enreda en una sola idea y entre Will Smith contra Will Smith e insulsas colisiones va pasando el tiempo, eso sí todo sometido a una trascendente y grave reflexión ética que se toma muy en serio. El otro frío pero singular atractivo reside en plantear una historia con la clonación y la biotecnología como ejes mientras se aplica una nueva vuelta de tuerca al sofisticamiento digital: el rodaje en 3D a 120 fotogramas por segundo, en busca de una definición de imagen, y la creación de un clon –el Smith joven en pantalla–, generando o fabricando un nuevo 'actor' completamente digitalizado, mediante la tecnología de la captura de movimiento. Si el cineasta de 'Tigre y dragón' y 'Brokeback Mountain' sale a flote es gracias a que diluye o borra todo su mundo visual y dedica el esfuerzo a dotar de breves destellos a la puesta en escena de algunos momentos.
Como ya sucediera en buena parte de la era post 'Avatar', o el esplendor fugaz de las salas de 3D, aquí el el bótox digital es puro maquillaje, un brillo que nunca logra ni siquiera simular los agujeros de un guion que es truco truncado. Como reto técnico quizás sirva a Ang Lee de 'más difícil todavía' en los desafíos virtuales, pero como filme es huero y hueco, carece de tensión y carácter y su única reflexión implícita lo que conlleva es ratificar que hace mucho tiempo pervive un cine clonado por una industria nada cinematográfica. Por cierto John Woo en 'Cara a cara', sin tanto engolamiento, ya había transitado por estos lares.
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