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El cine encubierto
Crítica de cine: Agente X: última misión

El cine encubierto

La conspiración está más extendida que un virus gripal. El aire de serie B no cuela y Harlin, que firmó películas tan ligeras como divertidas ya no es el mismo

Guillermo Balbona

Santander

Jueves, 11 de enero 2024, 09:25

The Bricklayer. 2024. 110 in. EE UU. Dirección: Renny Harlin. Guion: Matt Johnson, Hanna Weg, Marc Moss, Pete Travis. Novela: Noah Boyd. Música: Walter Mair. Fotografía: Matti Eerikäinen. Reparto: Aaron Eckhart, Nina Dobrev, Clifton Collins Jr., Tim Blake Nelson. Género: Thriller Salas: Cinesa y Ocine.

Con algoritmos o sin ellos, el pastiche está asegurado. Un thriller, sí, con la conspiración a flor de piel, más extendida que un virus gripal. Si uno se lo toma como una réplica de réplicas, reconocerá la buena factura que garantiza la veteranía de Renny Harlin pero también lo insustancial y algo inane de la ficción. Un combinado agitado pero mal mezclado, entre los numerosos filmes que deja el sello de Bruce Willis, las sagas simuladas de 'Objetivo' Londres, Washington... y todas las ciudades que les echen, y un aire sentencioso como de controlado fin del mundo cuando todo acontece alrededor del imperio estadounidense.

Aaron Eckhart, que parece querer tomar el testigo y competir con los Gerard Butler o Liam Neeson, encabeza esta adaptación de la novela de Noah Boyd, 'The Bricklayer' (El albañil), un best seller con miga. Tras el nombre del autor se esconde Paul Lindsay, exagente del FBI que trabajó durante años en las investigaciones más comprometidas de la agencia. Al espectador se le pide que ponga el ojo vago y se deje llevar. Y así, entre lo que ya retiene la retina y la memoria visual del más entregado al género, convierte a 'Agente X: Última misión' en una partida de ping-pong de thrillers reiterativos, explosivas situaciones límite en fechadas y azoteas, engranajes conspiranoicos, más bien ridículos, y golpes de efecto. Uno no sabe distinguir si está atrapado en un filme de serie B de los noventa, o le han invitado a un concurso para ir adivinando títulos solapados, cameos visuales y episodios ligeros y hasta divertidos, ensartados en un guion más manoseado que un decreto del Gobierno.

Espionaje de salón, chantajes que circulan más que el covid en su momento, crímenes de autor sin autoría y el héroe rebelde e incomprendido, salvador a su pesar que siempre opta por la tercera vía norteamericana, no vaya a ser que... El cineasta de 'La isla de las cabezas cortadas', la segunda entrega de 'La jungla de cristal', 'El exorcista: El comienzo', 'Máximo riesgo' o 'Driven' puede presumir de saber en qué terreno se mueve pero todo resulta insuficiente y forzado. Tanta misión encubierta que a lo mejor cabe pensar que 'Agente X' es tan solo la tapadera de una película que nunca hemos llegado a ver.

Harlin, a falta de sustancia y sabor, imprime un ritmo aparente como si sucedieran muchas cosas y graves, hasta pinchar el globo. Frenéticamente vacía, sin nervio, avanza con pilas gastadas.

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