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Cinesa y Yelmo ·
Todo suena grave y afilado. Entre palabras y puñales. El subrayado de grandeza funciona. La oscuridad pedía más hondura. Eva Green en la reinaTras una doble cita, a lo Santiago Segura, con 'Papá o mamá', y un biopic nada desdeñable, 'Eiffel', sobre la figura del artífice de uno ... de los iconos de la arquitectura, el cineasta Martin Bourboulon parece haberse tomado al pie de la letra (y de la imagen) lo del club Dumas y viene construyendo una filmografía que salta de D'Artagan, primero, a Milady', ahora, en una edificación que exprime al máximo todas las posibilidades de la aventura, de lo íntimo, del romance y de la intriga en un combinado muy cargado que, sin duda, apela al entretenimiento y no defrauda pese a priorizar el espectáculo visual y la fórmula épica, bélica que convierte a los mosqueteros en un trasunto de superhéroes y que parece europeizar a sus criaturas. Más o menos folletín exacerbado, o más o menos retorcido, en su frivolidad, todo adopta una agitada confluencia de conspiraciones entre simbolismos políticos, en busca de reinterpretaciones que a veces descuidan personajes o subordinan situaciones.
País Francia
Año 2023
Dirección Martin Bourboulon
Guion Bourboulon, Matthieu Delaporte, Alexandre de La Patellière
Reparto Eva Green, Vincent Cassel, François Civil, Vicky Krieps
Género Aventuras
La figura de Milady De Winter/Eva Green contribuye a otorgar aliento a esta apuesta bien pensada pero menos contundente que su anterior cinta. En cualquier caso, habría que concluir que visionar los dos filmes fundidos hubiese sido más lógico que este díptico que ya apunta a tríptico. La trama queda fijada ahora en el contexto de una Francia al borde de una guerra civil y el reparto, muy fiable, repite aquí presencia ( los Vincent Cassel, Romain Duris, Vicky Krieps o Louis Garrel) lo que permite potenciar el sentido de esta vuelta de tuerca a Athos, Porthos y Aramis, mientras danzan los protagonismos, las intrigas y confabulaciones. Nada que decir, como en la primera, del cuidado de su factura y de su envolvente, entre planos secuencia, exteriores y mimo en el tono de drama histórico, aunque se mantiene adherido en forma y fondo a la visualización estándar que el espectador (lector?) tiene de Dumas, sin lugar para el riesgo y sin contemplar alguna mirada renovadora.
Es cierto que los retratos de algunos personajes están fuera de lo convencional y que la presencia dominante de Milady de Winter permite fugas y cierto escapismo sobre la escritura inamovible. Pero más allá de matices sobre soldados atormentados, combates cuerpo a cuerpo y romances no tan apasionados, lo que acaba primando son las excelentes secuencias del asedio a La Rochelle y ese trayecto trepidante que discurre entre el epicentro del sentido de la aventura y el peso de la traición y la venganza.
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