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Alien: Romulus. 2024. 119 min EE UU. Dirección: Fede Álvarez. Guion: Álvarez y Rodo Sayagues. Música: Benjamin Wallfisch. Fotografía: Galo Olivares. Reparto: Cailee Spaeny, David Jonsson, Archie Renaux, Isabela Merced. Género: Ciencia ficción/ Terror. Salas: Cinesa, Ocine y Yelmo.
Es oscura, eficaz y de ideas ... claras. Sobre todo, respetuosa. Y aprovecha todos los resquicios posibles para dejar huellas de cierta personalidad. Vaya por delante que esta inesperada entrega de la saga Alien, no es ni reboot, ni remake resabidillo ni tan siquiera precuela. Late en su factura y en su fractura un deseo de instalarse entre los dos grandes pilares del universo Xenomorfo: 'Alien, el octavo pasajero' y Aliens: El regreso'.
Lo cierto es que entre homenajes, guiños y alguna concesión logra sin chirridos moverse con soltura entre ambas aguas del antropomorfo extraterrestre y parasitoide ficticio, la obra maestra de Ridley Scott y la incursión enérgica de James Cameron.
Consciente del peso del pasado, este Romulus comienza con el mismo tenebrismo sucio y futurista de 'Blade runner' y retuerce su final en una serie de tour de force. Con las lecciones bien aprendidas, el Alien del cineasta de la saga 'No respires' es una metafórica relación de cordones umbilicales, tanto dentro de la propia ficción como en las alusiones y complicidades con los títulos citados (las naves acopladas, la tripulante y su gestación, los embriones de aliens... y todos los vasos comunicantes con sus mayores). Fede Alvarez dirige un filme honesto, que apunta direcciones algo diluidas sobre lo que supondrá la Inteligencia Artificial, la relación de dependencia con la tecnología, el simple y complejo vínculo entre ser humano y máquina, la maternidad, la creación...
Con acierto, el cineasta del remake de 'Posesión infernal' se vale de un reparto que huye de las estrellas y subraya la atmósfera: el manejo de los tiempos, esa ansiedad de huidas frustradas y espacios claustrofóbicos. Y es ahí donde surge el virtuosismo de Álvarez a la hora de mostrar las situaciones límite que alimentan el trayecto fronterizo entre el fantástico, la pura ciencia ficción y el concepto de acción fundamentada en el desasosiego de sus criaturas.
Cabe preguntarse sobre la necesidad de un nuevo Alien, sí, pero Romulus amplía con naturalidad la narrativa, deja buen sabor de boca y focaliza el protagonismo en unos jóvenes explotados por el capitalismo. La heroína es ahora una proletaria que encuentra un nuevo enemigo no menos letal. Lo icónico está presente, pero también hay situaciones originales muy potentes. Es enérgica, posee desbordantes momentos de nervio y hay que elogiar su imaginario visual al exprimir, hasta el último segundo, el horror primario, la muerte inminente y la plenitud del monstruo y lo monstruoso.
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