
Coreografía gastada
Cinesa, Yelmo y Ocine ·
Lo que apunta a salvaje e incesante se torna escasa ambición. Donde pudo haber perturbación al alza, queda un poso de rutinaria extrañezaSecciones
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Cinesa, Yelmo y Ocine ·
Lo que apunta a salvaje e incesante se torna escasa ambición. Donde pudo haber perturbación al alza, queda un poso de rutinaria extrañezaNiña, bailarina y...vampira. Pues sí. Y una casa y una comunidad pequeña, pero coral, todo en una casa. Y ello se sabe desde el ... arranque no se asusten. Nada a priori resulta verdaderamente original, pero puede decirse que funciona.
País EE.UU.
Año 2024
Dirección Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett
Guión Guy Busick, Stephen Shields
Reparto Melissa Barrera, Dan Stevens, Alisha Weir, Kathryn Newton
Género Terror y fantástico
Un poco de aquí, otro poco de allá. Algo de acidez y condimento, enredo retorcido basado en el engaño y esa mezcla jugosa de humor y terror a la que le falta, sin embargo, más atrevimiento. Con semejante juego de tensiones al límite, la película de Radio Silence, nombre bajo el que vibra el tándem de cineastas Matt Bettinelli y Tyler Gillett, danza en torno a un argumento que no esconde su condición de pastiche, centrifugado y bucle, pero que resulta eficaz y se amolda a cierto sentido del entretenimiento sin exigencias de altura.
'Abigail' es, al fin y al cabo, un fruto lógico dentro de una trayectoria en la que se complementan y colisionan sus incursiones en la saga 'Scream' y la satírica, pero menos, 'Noche de bodas'. Aquí la apuesta de excelente arranque, pero claramente decadente en su último tramo, es la de mutar una madeja casi de thriller en una trampa sangrienta, con aires de 'True Blood' y lúdico vampirismo de nueva generación. Alisha Weir (cuya presencia en pantalla coincide con la británica 'Pequeñas cartas indiscretas'), es el epicentro y el desencadenante de ese baile macabro que desplaza la cinta hacia el terror agitado por una mezcla de coreografía desquiciada, fidelidad, cuando no copia a su anterior filme, y algo de agitado cóctel de diversión y muerte que de tanto estirarse pierde fuelle. Es precisamente ese contraste nunca logrado del todo, tras muchas expectativas, lo que provoca cierta frustración. Radio Silence tienen su horma bien aprendida, también la dimensión de aquello que puede calzar su disparate, como es el caso, pero se echa de menos que lo que apunta a salvaje e incesante quede diluido en escasa ambición a la hora de ser original. Entre 'La hija de Drácula' y 'Noche de miedo', por poner solo dos de los ejemplos que conviven en cuerpo, espíritu y mordedura en este mecano de género, el carisma se desmaya y se hacen concesiones a la sangre desbordada que cubre todo. Es verdad que conserva su ajustado sentido lúdico, evitando trascendentes aspiraciones, pero resulta insuficiente para emprender nuevas vías. Donde pudo haber perturbación al alza, queda un poso de rutinaria extrañeza.
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