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Con la llegada del nuevo milenio asomaba al panorama audiovisual un creador de imágenes que tras sus primeros cortometrajes, ha demostrado poseer un mundo coherente ... y definido. El santanderino León Siminiani, Goya al margen, revela una textura imaginativa y una querencia narrativa que ha ido edificando una construcción visual y una disección de la realidad muy sólidas. En realidad desde 'Mapa', fechada hace una década, pero rodada con el propio paso del tiempo a modo de película diario-bitácora, Siminiani viene diseñando una cartografía reflexiva sobre el propio hecho audiovisual y, en paralelo, una geografía de los sentidos. Su habilidad para lograr rupturas en lo convencional o para dar una vuelta de tuerca a hechos y situaciones, se ha plasmado en incursiones mestizas entre el documental y la ficción, con más o menos subrayados de una u otra.
País España
Año 2022
Director León Siminiani.
Reparto Marta Carmona, Manuel Egozkue
Género Romance
Sala Movistar+
'Apuntes para una película de atracos' es el gran ejemplo de su personalidad. En su mapeo de la realidad, en ese rastro que juega a lo visible e invisible, su premiada 'Arquitectura emocional 1959' es un peculiar artefacto cercano al mediometraje donde el trasfondo social y político, el romance urbano y las edificaciones configuran una ecuación sorprendente. Entre Baudrillard y el 'flâneur', Siminiani se pasea por el Madrid de los 50, en plena dictadura franquista, entre las huellas arquitectónicas de Zuazo y Fisac para mostrar el romance de dos jóvenes. Todo el corto es una línea de puntos, con su iconografía directa, pero también imaginaria.
Un amor entre personas de clase social opuesta ilustrada por ese recorrido de imagen y urbanismo en diálogo con un espacio a veces personal, otras generacional. Pero como en otros territorios de su filmografía lo importante es su subliminal, delicada y lúcida incursión en ese vínculo entre los espacios y la memoria. Un Romeo y Julieta de símbolos cotidianos, fachadas, sentimientos esquinados y entrelazados en espacios urbanos. Del banco al edificio hasta ese círculo trazado por lo visual bajo una curiosa y lúdica voz en off. Vestuario, contrastes anacrónicos, clasicismo y modernidad para levantar/rodar, contar/mirar. Señalización, planos y mapas, archivos alimentan la historia expresada con su ironía y metáfora intrínsecas.
Como una tarjeta postal, o una fotografía hallada en un cajón, se despliega en todo su imaginario de distancias cortas, distancias insalvables, comunicación y desencuentros. Una ficción deconstruida de una triple construcción: la de los escenarios, la del amor y la del propio filme de Siminiani.
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