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Es un título atípico cuya calidad en lo formal, en su puesta en escena y en su producción lo convierten en una rareza. Cine español ... con atmósfera y personalidad visual, ese sello internacional que trató de ser vanguardia de un noir local con identidad y proyección. Sin duda 'Beltenebros', pese a sus irregularidades y colisiones entre el estilo y la trama, entre la estética y algunos dramas interiores, goza de una factura y una mirada coherente, aunque Pilar Miró no logra conjugar del todo el thriller con esa ambientación en la posguerra española.
País España
Año 1991
Director Pilar Miró
Guion Mario Camus, Miró, Juan Antonio Porto
Novela Antonio Muñoz Molina
Reparto Terence Stamp, Patsy Kensit, José Luis Gómez, Geraldine James, Simón Andreu, Carlos Hipólito, Ruth Gabriel.
Género Thriller
Sala Náutica. Filmoteca de la UC. Jueves, a las 20.00 horas.
Rodada en inglés, con reparto internacional, con Terence Stamp al frente, y el uso del steady-cam, sorprendente en el cine español, es un ejemplo de planificación extrema y de un depurado guión, en el que no falta la escritura del santanderino Mario Camus en una de sus muchas colaboraciones con la realizadora a la hora de crear una pieza de género sobre la novela original de Antonio Muñoz Molina, el escritor y académico. Premiada en la Berlinale, su enredadera en lo oscuro alude a un complot de asesinato – el intento de un ex militar republicano de asesinar a un topo infiltrado en el Partido Comunista– con sus connotaciones de cine negro al uso. La cinta además puso final al silencio de Pilar Miró que estuvo cinco años sin dirigir películas, marcada por los asuntos económicos vinculados a su gestión en RTVE.
Más ilustrativa que honda, más pendiente de lo formal que de la entraña psicológica e histórica, se diluye en su fascinación por la venganza y el recuerdo en lo oscuro. El bucle de 'Beltenebros' reside en esa historia de ida y vuelta de su protagonista, de olvido y reencuentro, de huida y definitivo regreso. Hay un catálogo de traiciones y engaños en correspondencia con factores como la amistad y la lealtad. No obstante, el filme no puede evitar desprender una frialdad distante incapaz de sellar el entretenimiento, el cuidado formal y la historia exigente en sus tramos de ida y vuelta. La ambigüedad moral es otra de las aristas que va dejando posar el filme.
Lo clandestino, lo perverso, la fatalidad, la traición son elementos vinculados a las pasiones y el nihilismo, todo ello cubierto bajo una manta de memoria histórica. Un plano secuencia de más de tres minutos que abre el filme y una sentencia rotunda y confesional, «vine a Madrid para matar a un hombre que no había visto nunca», son los dos parámetros de estilo y definición de la película de Pilar Miró.
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