
Crítica 'El caftán azul': El tejido de la dignidad
Sala Groucho ·
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Sala Groucho ·
La marroquí Maryam Touzani confirma en su segunda película una caligrafía delicada y poderosaEn apenas dos semanas se han sucedido los estrenos (no todos en esta periferia de la periferia) de películas en las que confluyen marginalidad, sensibilidad ... e historias muy personales. Es el caso del documental 'La belleza y el dolor', de Laura Poitras que ganó el León de Oro en Venecia y optaba al Oscar con su retrato sobre la crisis de los opioides a través de la vida y creación de la fotógrafa Nan Goldi; o el de la película noruega 'Sick Of Myself, de Kristoffer Borgli donde se aúnan comedia negra, drama y hondura en la complejidad de un retrato femenino; y la obra que nos ocupa, 'El caftán azul', en la que la homosexualidad, la necesidad de amar y la sombra de la muerte tejen una obra sensible y sensual.
País Marruecos
Año 2022
Director Maryam Touzani
Guion Touzani y Nabil Ayouch
Reparto Saleh Bakri, Lubna Azabal, Ayoub Messioui
Género Drama
El caftán, la vestimenta, las costuras, las puntadas sin hilo sirven de metáfora y de simbolismos. Bajo la tela, la apariencia, asoman los secretos y se custodian los entresijos de conflictos y afectos. Ternura y delicadeza configuran el tejido que cubre los fotogramas de un filme que discurre sobre los pliegues, rotos y junturas de un trío. En su hábitat, una vivienda y una sastrería, laten sin premura pero de manera precisa, rasgándose y recomponiéndose, la inmediatez, la intimidad, la primera piel de las cosas. Lo artesanal, el trabajo cotidiano, el paso del tiempo, lo hipnótico y lo fugaz, la extraña normalidad y lo perturbador del desorden inesperado. Todo tiene su aguja incisiva y su resquicio, su relieve y su tacto.
El sastre, su esposa y el aprendiz que completa el triángulo de esta película marroquí firmada por Maryam Touzani, que ya desplegó materiales sensibles y similares en su ópera prima, 'Adam'. Otra convivencia en un espacio opuesto a la realidad islámica. No hay excesos ni doctrina y los intérpretes, Ayoub Missioui, Lubna Azabal y Saleh Bakri, son excelentes. La cineasta exprime los escenarios, combina refinamiento con sugerencias y nunca deja que el filme se pierda en discursos innecesarios o renuncie a los detalles. Dignidad, tradición, respeto, dulzura y amargura, a modo de telas entrelazadas, encauzan una serena mezcla entretejida con mucha fe en el cine.
Paul Thomas Anderson en 'El hilo invisible' trazó una obra maestra sostenida en el desgarro y la pasión con telares paralelos. La cineasta marroquí apela a lo minucioso, a lo que cubre y se descubre, lo humano como auténtico mapa revolucionario. En el incendio pausado, creciente y sin llamaradas, de modo sutil, crece el talle de lo emocional y los bordados de una mirada madura sobre los sentimientos.
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