Crueldad estilizada

Valoración

Datos

• Año 2024

• País Canadá

• Dirección y guion Chris Nash

• Reparto Ry Barrett, Andrea Pavlovic, Cameron Love, Reece Presley

• Género Terror

El filme ya puede decir sin ruborizarse que contiene dos o tres de las escenas más bestias de la historia del cine. Pero su acierto de estilo, que no de narrativa, reside en exprimir al límite el punto de vista del asesino. Su perspectiva ciega, la cámara subjetiva desde la espalda la mayoría de las veces, es como si el mundo, la realidad alrededor del hecho sangriento, no existiese.

El filme canadiense, triunfador en Sundance, es irregular, ordeña una sola idea pero se relame en su contención narrativa y deja que la muerte feroz, fieramente animal y primaria adquiera toda su textura en el retorcimiento de la mente asesina y en la plasmación de su ensañamiento brutal. Gore y slasher se dan la mano en una historia que no puede evitar ser al cabo un ejercicio de estilo, un cuaderno de campo para reflexionar sobre los territorios que pertenecen a un lado u otro del terror, a un lado u otro del horror. Lo experimental vence a las expectativas del arranque. Sin coartadas, la sorpresa del tono, de los planos fijos, casi siempre silenciosos, jugando con el fuera de campo, despoja los estereotipos para asumir que lo que se muestra –desnudo, salvajemente contundente– es en el fondo lo que espera y quiere ver el espectador. Paciente en forma y en tiempo, a cada muerte le precede un relato sostenido, que parece celebrar el vacío. 'De naturaleza violenta' busca complicidad, el ojo resabiado y ese latido casi inasible que apela a lo seco, lo inevitable, el desgarro sin dramatismo, como quien asiste en una carnicería al golpe de gracia de una última chuleta. El cineasta Chris Nash juega con su propia vocación e intención de estirar lo estilizado pero se queda a medio camino y el metraje se detiene en el propio agotamiento, en esa sucesión de ingenio reiterativo que se recrea en lo desagradable, pero exento de provocación. Su crueldad es puntual, pero explotar la veta enfermiza no le permite eludir cierto sopor y monotonía. Es de agradecer el interés en su reinvención aunque no logra que el supuesto revisionismo, su cínica mirada sobre los lugares comunes cuaje en otra forma de relato inmersivo que no sea un elogio de lo visceral. Al final. lo más emocional es su críptico conformismo, es esa ausencia que dialoga con el escalofrío suspendido.