
Damien en el vientre del mal
Cinesa, Ocine y Yelmo ·
Precuela respetuosa, ópera prima con oficio, exuda un terror muy físico, entre la fe y la conspiración, aunque le pierde el exceso de truculenciaSecciones
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Cinesa, Ocine y Yelmo ·
Precuela respetuosa, ópera prima con oficio, exuda un terror muy físico, entre la fe y la conspiración, aunque le pierde el exceso de truculenciaSu mejor baza es el respeto. La peor, que no acaba de creer en sus posibilidades y desciende a veces al tópico y la insistencia ... superflua. No obstante, despunta por su ardor combativo a la hora de defender la precuela de una saga, curiosamente olvidada. No así su punto de partida, el filme de 1976 de Richard Donner, que tomaba el testigo de 'El exorcista' con notable campo de acción para lo diabólico. Ahora, aunque resulte extraño, arriesgado al menos a priori, se ha retomado esa ecuación de fe-terror-blasfemia y viaje al fondo de la conspiración con la Roma de los años setenta como escenario.
País EE UU
Año 2024
Dirección Arkasha Stevenson
Guion Tim Smith, Stevenson, Keith Thomas
Reparto Nell Tiger Free, Tawfeek Barhom, Sônia Braga, Ralph Ineson
Género Terror
A modo de precuela, la concepción de Damien ocupa los trayectos de este filme, bien pausado en el ritmo, que no deja ningún resquicio ni trata de eludir con efectismo logros del pasado. Una llamada al 666 con cobro revertido al infierno que la debutante Arkasha Stevenson, curtida en series, firma con bastante solidez y oficio. Lástima de un metraje excesivo y de algunos giros truculentos y previsibles que no ayudan a mantener esa atmósfera que ha rodeado siempre el ecosistema de 'La profecía'. Desde su rodaje maldito que ha permitido una persistencia de mito satánico, más allá de las tres secuelas, un remake y una serie que se han extendido en el tiempo, desde los setenta hasta 2016. La primera profecía es el viaje simbólico del espermatozoide hasta la concepción de Damien, la encarnación del maligno en una sucesión de confabulaciones, ritos y documentos en los que vibra el origen del nacimiento del Anticristo. Lo femenino, el cuerpo y la privacidad tienen un protagonismo clave en el filme que le otorga una personalidad especial, más en intenciones que en lo visual.
Novicias, monjas, sacerdotes y duelos de cuerpo y mente conjugan sus particulares posesiones, argumentos para el bien y para el mal en una enredadera muy física, pero no tan atrevida, en la que asoma la maternidad y la sombra de esa obra maestra que es 'La semilla del diablo'. El diálogo con el mal ,que habita tanto en el interior con en el exterior, es la columna vertebral de esta vuelta de tuerca a la profecía. Los disturbios y turbulencias políticas que rodean el ambiente de esa Roma de ocre y negro, con aire crespuscular, mientras suenan cantos inquietantes, contribuyen a dotar a la historia de una perturbación atávica y un gore sociológico. De Raffaella Carrà y Rumore, que también se escucha, a los susurros sobrenaturales, el espectador acompaña a una entregada Nell Tiger Free en un descenso al vientre de la noche satánica.--
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