
Delicia ácrata
Los Ángeles ·
Es hermosa en su indagación emocional, en su visionaria profanación. Refleja la necesidad de persistir en ser contados. El cine como invocación del asombroSecciones
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Los Ángeles ·
Es hermosa en su indagación emocional, en su visionaria profanación. Refleja la necesidad de persistir en ser contados. El cine como invocación del asombroUn primer plano de una mujer, tan agresivo como imponente, abre esta libre, radical en su libertaria mirada, poética y desconcertante obra. Es exuberantemente loca, ... pero no epatante. Levita siempre, pero mantiene los pies en el suelo. Es telúrica y melancólica. Celestial y arqueológica. Toca todos los formatos. Tan pronto es fotográfica como documental. Viajera como enquistada en un plano. Silenciosa y efervescente. En realidad es como si Pasolini, Rossellini y Fellini se hubiesen confabulado para reinventar un neorrealismo mágico. Pero qué necesidad de etiquetarlo todo, parece decirse la cineasta Alice Rohrwacher.
País Ialia
Año 2023
Dirección Alice Rohrwacher
Guion Rohrwacher, Carmela Covino, Marco Pettenello
Reparto Josh O'Connor, Carol Duarte, Vincenzo Nemolato e Isabella Rossellini
Género Drama
'La chimera' (La quimera) vuela bajo y sueña alto. Desprende una especie de despojamiento y distancia y, en ocasiones, se vuelve cercana porque habla de la necesidad de tener un cordón umbilical con la tierra. Su querencia por insinuar un lado mágico de las cosas, entre lo surreal y el humor absurdo, la acerca a Sorrentino y a los Taviani. Entre las ruinas, también las nuestras, y las civilizaciones perdidas, se mueve el espectador de la mano del personaje que encarna Josh O'Connor (The Crown y Tierra de Dios) un zahorí que en realidad busca un amor perdido. Los etruscos estaban convencidos de que los pájaros mostraban señales, entre presagios y adivinaciones. Y en ese vuelo de pasado, presente y destino viaja el filme circular entre el citado plano inicial y el final. Todo es atractivo, el arranque que apela al sueño (como todo el filme, quizá como todo el cine). Un tren que recorre un destino incierto simbolizando el movimiento, que también es el cine. Y una señora aristócrata, matriarca, que asume toda la iconografía italiana, esa magnífica Isabella Rossellini. Una cinta huidiza y lírica, también acogedora y magnética en la extrañeza, con la memoria como mapa de tesoros humanos.
La cineasta de 'Lazzaro feliz' evita lo lineal, el cajón de sastre y deja que el imaginario exprima toda su fabulación. Rohrwacher recurre a cualquier búsqueda de la imagen reveladora, del arte a la fotografía, de la pieza arqueológica al vestigio inesperado, de los formatos analógicos a lo supuestamente experimental y un esteticismo nada superficial. 'La quimera', que también incomoda y causa desazón, es por ello hermosa en su indagación emocional, en su visionaria profanación entre lo marginal, el folclore, la leyenda, el fantástico y el mito. La dignidad del cuento. La necesidad de persistir en ser contados. El cine como invocación del asombro.
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