
Desfile muy negro
Cine Los Ángeles ·
Una posesión emocional al borde del tremendismo o de un arrebato patético, que el cineasta teje muy convencido | Frialdad, carga subliminal y desconciertoSecciones
Servicios
Destacamos
Cine Los Ángeles ·
Una posesión emocional al borde del tremendismo o de un arrebato patético, que el cineasta teje muy convencido | Frialdad, carga subliminal y desconciertoostiene el cineasta Xavier Legrand que lo suyo es «mostrar lo que no se quiere ver». Lo cierto es que su nueva película posee más ... atractivo precisamente en lo que insinúa, sobre todo en una primera parte más sutil, en lo que tiene nombre pero no acaba de pronunciarse. 'El sucesor' no queda muy lejos de su anterior filme, 'Custodia compartida', de modo que la familia se convierte en el ecosistema de todos sus objetivos. De su nuevo filme, con un gran actor en su epicentro emocional, lo mejor es dejarse llevar. Su trama es aparentemente sencilla, sin enredos específicos. Y al fondo la violencia machista, el ADN del mal como herencia y, como envoltura, una especie de thriller que choca con los escenarios, la moda, y que discurrirá entre cierto tono enigmático y, en especial, sujeto a giros de guion que ponen a prueba su sostenibilidad narrativa, emocional y la de la pura ficción. El desafío de tono que plantea es más subyugante e interesante que el propio argumento en sí.
País Francia
Año 2023
Dirección Xavier Legrand.
Guion Legrand, Dominick Parenteau-Lebeu
Reparto Marc-André Grondin, Yves Jacques, Louis Champagne, Anne-Elisabeth Bossém
Género Drama
La historia toma tela conductora y costuras cuando el hombre se verá sorprendido por la muerte de su padre. El personaje es un diseñador afamado de una, a su vez, célebre casa de moda. Hasta ahí, el tejido, la superficie, la epidermis. El agujero negro, negrísimo, asoma después, con lo que todo parece sujeto de un hilo en su afán por postergar el retorcimiento, por mostrar lo inesperado y también por ocultarlo. Entre discutibles decisiones y extraños resultados, la atmósfera, esa inmersión en lo oscuro, revela su poderosa atracción, con lo que el espectador puede ir dejando en los márgenes dudas y asombros fruto del engaño. Lo enfermizo, el mal como entraña que no parece fácil de extirpar, está presente hasta adueñarse del sentido único de una obra con sus dosis de locura, que tan pronto es thriller forzado y extraño como una perturbadora sombra extraída de una cinta del terror más sibilino. A que la apuesta no salga mal contribuye Mar-André Gironden con una interpretación entregada.
Hay mucho riesgo, incluyendo una caída al vacío sin red. Legrand no es Haneke. El destino anclado o dictado por el pasado. Un ovillo que es desfile, que es también una trampa envolvente. Una posesión emocional al borde del tremendismo o de un arrebato cercano a lo patético, que el cineasta teje muy convencido. Si la factura del vestido del cineasta no gusta, quizás el espectador no ceda a la curiosidad malsana. Aquí la elegancia y la oscuridad se reparten la pasarela.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.