Dolor social a tres bandas
El plan | Dirección: Polo Menárguez; Género: comedia; Salas: Peñacastillo
Guillermo Balbona
Santander
Lunes, 24 de febrero 2020, 10:40
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Guillermo Balbona
Santander
Lunes, 24 de febrero 2020, 10:40
Amistad y complicidad en el vacío. Una tragicomedia a tres bandas íntimas, cada una con sus soliloquios, sus miserias, sus silencios y sus jocosas formas ... de supervivencia. En pantalla una concentración de talento en un piso (prácticamente escenario único) donde la comedia negra, el dolor social y la hipérbole del desgarro se citan en un pequeño microcosmos de amistad y perdición. La cerrazón del espacio físico y metafórico. El frío del cul de sac particular y el calor asfixiante que emana del exterior, opresión incluida, mutan en horas muertas, en catarsis, golpes bajos, en inesperadas sombras y en secretos a voces. Un sofá, un porro, unas cervezas, un tiempo de ceguera salvado por fugaces deslumbramientos que frucitifica en espejismos rotos por una llamada o un comentario extraño.
El debut de Polo Menárguez es excelente, impecable y, sobre todo, valiente. Frente a florituras y boberías falsamente barrocas, frente a comedias que sacan los colores (en el último año unas cuantas) aunque las maquille la taquilla, esta pieza pulida apuesta por la contundencia, la síntesis, la narrativa sin aspavientos ni adornos superfluos.
'El plan', que nunca oculta su origen teatral –una obra de Ignasi Vidal–, encierra a tres hombres, amigos y parados, en sus propios esfuerzos inútiles. Una bofetada de terceto seco donde la crisis, la masculinidad, la solidaridad y el infierno encienden los lugares comunes, dejan asomar el miedo y el vértigo y juegan con las afueras y los interiores en un imposible equilibrio que sostiene a sus criaturas. Primeros planos, ahogamiento del fondo, presentaciones coreográficas cuando los tres personajes están juntos y unos diálogos brillantes (nada sobra) permiten el milagro. El resto es la argamasa sutil, precisa y resplandeciente que a cada ser imprimen sus respectivos protagonistas: Raúl Arévalo, Chema del Barco y Antonio de la Torre en una lección de matices, juego con los tiempos y densidad. Una cinta brillante sobre eso que compra y vende el sistema con alarmante ligereza: la dignidad.Un retrato-estudio con el espejo de la verdad.
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