Espejo roto y perfecto
Bonifaz. Filmoteca. Arranque en junio ·
Una obra más poética que visionaria, más íntima que espectacular, siempre moderna, fruto de un tándem, Kubrick/ Spielberg, en un viaje al fondo del ser humanoMacas. Orgas. Y el primer niño robot. Es un cuento, sí. Y también una parábola. Una hipérbole poética con los pies en el suelo visionario. ... En realidad, Stanley Kubrick forjó la semilla y la alimentó durante años y años. Y cuando el germen estaba listo, su creador muere. Bendecido en vida por el cineasta de 'El resplandor', de un perfeccionista a otro, Steven Spielberg tomó el testigo y levantó con muchos gestos personales, una obra maestra.

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Año 2001
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País EE UU.
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Dirección Steven Spielberg
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Guion Steven Spielberg, Ian Watson
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Reparto Haley Joel Osment, Jude Law, Frances O'Connor, Sam Robards
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Género Ciencia Ficción
Bajo la envoltura del espectáculo más puro y rotundo, que lo es, se revela y rebela un melodrama intimista, metacientífico, poéticamente explorador de lo humano, adentrándose en la identidad y en un futuro que ya es presente. En 'IA Inteligencia Artificial', Spielberg, sin dejar de ser él mismo, ejerce de médium de Kubrick. Como en 'Minority report' del propio cineasta; 'Brazil' de Terry Gilliam; 'Alphaville' de Jean-Luc Godard; 'La naranja mecánica' de Kubrick, o 'Melancolía' de Lars von Trier, se cruza la distopía con el mundo imperfecto, el futuro de un viaje desde la tensión a la emoción. En muchos de estos títulos, especialmente en el del tándem en el tiempo de ambos cineastas, asoma una mirada anticipatoria. Y en este caso, en su intrahistoria, discurre el reflejo de un relato triste, la del ser humano necesitado de prótesis emocionales.
Al principio muchos vieron limitaciones y prejuicios al tomar la película como una reconversión futurista facilona de Pinocho. Lo que 'IA' enseña, muestra, exhibe y también esconde es una puesta en escena perfecta, una conjunción de grandiosidad e intimismo, de cuento profundo y perturbadora reflexión. Varias películas en una que la argamasa visual de Spielberg tiende y extiende por cada fotograma. El relato 'Los superjuguetes duran todo el verano' de Brian Aldiss y los guiños simbólicos de 'Las aventuras de Pinocho' se aúnan en una obra en la que se adivina la mirada de Kubrick, pero en la que el cineasta de 'Tiburón' nunca renuncia a su estilo. Y en esa mezcla, de ficción, futurismo esponjoso, tras el ADN de ambos cineastas aflora un extrañamiento que habita en lo fantástico, pero sin dejar ese viaje interior, ese trayecto bello y triste, hermoso y desolador, de los miedos primarios a la supervivencia. Casi un cuarto de siglo después de su estreno, un filme que pide a gritos una revisión y que actúa como un espejo fragmentado, como su propio protagonista, de nuestra condición humana.
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