
Un finado sin finura
Cinesa, Yelmo, Ocine y Embajadores Santander ·
Un remake demasiado atado, quizá innecesario, en el que se echa de menos ese vuelo de espontaneidad y honda ligereza, aportado solo por algunos actoresSecciones
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Cinesa, Yelmo, Ocine y Embajadores Santander ·
Un remake demasiado atado, quizá innecesario, en el que se echa de menos ese vuelo de espontaneidad y honda ligereza, aportado solo por algunos actoresUn coro de excelentes intérpretes. Un enredo familiar, entre excesos, excentricidades e hipérboles, de esos que solo pueden suceder en una boda o en un ... funeral. Y unas cuantas razones argumentales para que la comedia respirara. Y, sin embargo, la comicidad parece atada, la chispa nunca acaba de prender y todo discurre en una burbuja previsible, acomodaticia, como si cada paso, su giro o no de guion, estuviera pidiendo permiso a su precedente. Juega en contra, por supuesto, que 'Un funeral de locos' sea un remake con lo que las situaciones constituyen una historia sabida y manoseada. Pero incluso para quienes descubran por primera vez la trama de una familia que, con motivo de la muerte del patriarca, deja ver sus oquedades y secretos en una jornada convulsa y zarandeada por azarosas anécdotas, la comedia revela precisamente la ausencia de ese punto de locura desquiciada, de desmesura controlada.
Año 2025
País España
Dirección Manuel Gómez Pereira
Guion Yolanda García Serrano
Reparto Quim Gutiérrez, Ernesto Alterio, Gorka Otxoa, Inma Cuesta.
Género Comedia
Quim Gutiérrez, que encabeza el reparto, logra junto a Ernesto Alterio, los picos más atractivos gracias a domar y dominar los tempos de esa mezcla de absurdo, de lo inesperado y de esa seriedad que suele dar paso al disparate. Tras ellos, Inma Cuesta, Secun de la Rosa, o el cántabro Antonio Resines, otorgan solidez a la cinta de un veterano como Manuel Gómez Pereira, cineasta de 'El amor perjudica seriamente la salud'. Pero la obra original, la británica 'Un funeral de muerte' de Frank Oz, pesa mucho, un filme que a su vez tuvo otro remake americano.
Divertimento al pil pil, con ambientación y fondo vasco que no aporta nada especial a la esencia de la comedia, funciona más en la ironía pausada, en la repetición de algunas confusiones entrelazadas que en la supuesta efervescencia delirante de los acontecimientos. El director de 'Todos los hombres son iguales', con su inseparable guionista Yolanda García Serrano, envuelve la historia de imprevistos (a veces muy previsibles) e inconvenientes en una factura clásica, desde los excelentes títulos de crédito a ese manido making off del rodaje que salpica los títulos de crédito. Falta tanto exprimir el jugo del esperpento y el absurdo como haberse recreado en lo demencial y en la corrección. Gómez Pereira, en su regreso al largometraje casi una década después, ratifica la solidez de su oficio, pero en su incursión en este lúdico enredo de un finado y sus allegados, de escenario casi único, se echa de menos ese vuelo de espontaneidad y honda ligereza, aportado solo por algunos actores.
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