Fórmulas muy hechas
Groucho ·
La puesta en escena abraza el caos y los cálculos asfixian a su criatura. La pantalla pasa a ser una mera pizarra. El amor resulta ser más indescifrable.Secciones
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Groucho ·
La puesta en escena abraza el caos y los cálculos asfixian a su criatura. La pantalla pasa a ser una mera pizarra. El amor resulta ser más indescifrable.Hay muchos tópicos en este juego de cifras que bailan en la cabeza de la joven protagonista. La trama, como si se tratara de otro teorema, busca descifrar un hipotético juego de géneros, de la intriga al retrato social, de la obsesión a la vida ... que discurre fuera, de la pizarra inundada de fórmulas al perfil de la persona inadaptada.
Año 2023
País Francia
Dirección Anne Novion
Guion Novion, Mathieu Robin, Marie-Stéphane Imbert, Agnès Feuvre, Philippe Paumier, Sara Wikler
Reparto Ella Rumpf, Jean-Pierre Darroussin, Clotilde Courau
Género Drama / intriga
La conjetura de Goldblach, un problema matemático que lleva años sin resolverse, hace las veces de mantra y también de macguffin. Pero si realmente el filme levanta la cabeza es gracias a su protagonista Ella Rumpf, rostro de 'Crudo', que aquí da una lección de contención, un juego de miradas que aporta mayor personalidad visual que la rutinaria dirección de Anna Novion, en su primer filme estrenado en España.
Entre obsesivas manifestaciones y estereotipos sobre la rareza, la cineasta desaprovecha el retrato en femenino singular de su personaje. Ese trayecto en sombra que nunca acaba de ver la luz ni en la ficción ni en su proyección hacia el espectador. Una frase significativa ilustra de manera rotunda ese pulso que late en el interior del filme y que nunca acaba de darle salida. El descubrimiento y la anunciación, lo iniciático de la joven que intuye un otro mundo queda casi siempre fuera de plano, como una gran elipsis que perjudica a la posibilidad de crecer. Esa sentencia es: «Las matemáticas y las emociones no se mezclan». Paradójicamente, el vínculo entre la talentosa y lúcida matemática y su tutor es absolutamente endeble. Las relaciones sentimentales que constituyen el desafío a la máxima lanzada por su guía asoman y desaparecen de forma seductora pero sin llegar a cuajar. El diálogo entre lo académico y lo vital, entre la tentación del biopic y el retrato profundo permanece latente en una obra bien contada pero a la que se le ven en exceso las costuras. Metafóricamente el personaje de 'El teorema de Marguerite' se cobija en la seguridad de las matemáticas cuado al mirar al mundo de frente solo ve debilidad y fragilidad, esa inestabilidad azarosa que diluye su presencia. De igual modo la película de la cineasta de 'Les grandes personnes' se decanta por situarse en una zona de confort y sus fugaces raptos de riesgo procuran cerciorarse de que hay una red tras cada plano. La puesta en escena abraza el caos y los cálculos matemáticos asfixian a su criatura. La pantalla pasa a ser una mera pizarra. El amor resulta ser más indescifrable.
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