
La fortaleza de la fragilidad
Groucho ·
El juego de ternura y sensibilidad, aunque sea un azote en el estado de ánimo colectivo, sirve para buscar cosas nuevas en sus criaturasSecciones
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Groucho ·
El juego de ternura y sensibilidad, aunque sea un azote en el estado de ánimo colectivo, sirve para buscar cosas nuevas en sus criaturasEscribe Manuel Gutiérrez Aragón en su ensayo 'A los actores' que «el primer conocimiento de una película es un conocimiento carnal, la cara y el ... cuerpo del actor o la actriz, vistos ya en otras películas, en otras historias, poco a poco convertidos en amigos. A veces con amistad más íntima que la que tenemos con los de la vida real». En 'Una vida no tan simple' pasa algo de eso pero con los personajes, las criaturas que habitan en este ecosistema reconocible al que se le dota de factores generacionales, señales lúcidas y una atmósfera de retrato muy cercano. Gran parte del mérito reside en los intérpretes, pero Félix Viscarret sabe empapar a la cinta de una extraña complicidad.
País España
Año 2023
Dirección y guion Félix Viscarret
Reparto Miki Esparbé, Álex García, Olaya Caldera, Ana Polvorosa, Xabi Valcárcel, Julián Villagrán, Ramón Barea
Género Drama
Hay estereotipos y lugares comunes y chichés, claro, pero lo loable está en parecer algo distinto, en plantar bajo la textura de comedia dramática amable, un poso de amargura que se va instalado a través de un cuarteto de personajes que dudan, aparentan, se interrogan, especialmente vertebrados por ese aire cansino que imprime Miki Esparbé a su encarnación huidiza, o esa cálida vuelta de tuerca que Olaya Caldera vuelca sobre el entorno. Todo, en lo coral y en lo individual, es un retrato con mar de fondo y aparente calma chicha superficial sobre la angustia cotidiana de quien no encuentra su casilla, ni la de salida ni la inmediata. El bajón laboral, el desfallecimiento de la vida en pareja, la disolución de los afectos.
Pero donde el cineasta, que debutó con un soplo de aire fresco en 'Bajo las estrellas' y dejó el pasado año un singular retrato íntimo de voyeur en 'No mires a los ojos', alza el vuelo de 'Una vida no tan simple' es en la combinación de lo cotidiano y previsible con golpes poéticos, oníricos, de extrañeza. O ese discurrir en espacios que forman parte del paisaje de muchas vidas –el parque infantil, el colegio, el hogar, la vecindad de casi todo– que muta el filme en una comedia seria o, por el contrario, deja primar la catarsis cuando se dejan ver al fondo las huellas de un patetismo tragicómico.
Hay cansancio, melancolía, autoflagelación, compasión, regañinas ajenas, pretensión de hacer la cosas bien cuando ya no importa casi ninguna. En ese magma donde asoma la fortaleza de la fragilidad es donde la película brilla, sin entrar en si realmente es más o menos válida a la hora de retratar a cuarentones en crisis. En este sentido, el juego de ternura y sensibilidad, aunque sea un azote en el estado de ánimo, sirve para buscar cosas nuevas.
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