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Anthony Mackie, en 'Capitán América: Brave New World'.
Franquicias cansinas
Crítica 'Capitán américa: brave new world'

Franquicias cansinas

Todo rezuma sobredosis Marvel y ya no se distingue lo superficiel, la pedantería, la pretenciosidad y la megalomanía. Cinco guionistas en busca de historia

Guillermo Balbona

Santander

Viernes, 14 de marzo 2025, 10:07

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  • Película 'Capitán américa: Brave new world'

  • Año 2025

  • Duración 119 min

  • País Estados Unidos

  • Dirección Julius Onah

  • Guion

    Malcolm Spellman, Dalan Musson, Rob Edwards, Onah, Peter Glanz

  • Música

  • Laura Karpman

  • Fotografía

  • Kramer Morgenthau

  • Reparto Anthony Mackie, Harrison Ford, Danny Ramirez, Shira Haas

  • Género Acción/Thriller/Cómic

  • Salas Cinesa, Yelmo, Ocine

Fuegos de artificio, CGI a raudales, guiños y autocitas, antropofagia de franquicia, canibalismo de la Marvel solapada, pero a la hora de la verdad este ... estiramiento de 'Capitán América' solo desprende autenticidad gracias a la presencia de Harrison Ford. Es difícil creer que esta entrega enésima del universo Marvel, cansina, pero siempre dispuesta a resucitar, tenga detrás a cinco guionistas, incluido al director del artefacto: Julius Onah. Deslavazado, diluido y desaprovechado, el aliento lo ponen un par de actores: Ford, encarnando al presidente Thaddeus Ross, como un Hulk rojo, que salva la película en su visión más superficial, y en su supuesta metáfora política; y la réplica de Anthony Mackie, un intérprete simpático, que no empático, y muy físico pero carente del carisma necesario. Una secuela falta de energía, cuya parábola geopolítica además queda superada por la realidad. Cuando el presidente le propone a 'Capitán América' un puesto político militar, no podemos dejar de ver a Trump y los cargos de los Vance, Marco Rubio y, por supuesto, Elon Musk al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental que, más que un capítulo distópico, suena a un sketch sin gracia. De igual modo cuando se escucha en el filme eso de «el poder global está cambiando», uno no puede dejar de contener una carcajada para no desvirtuar el tono del fantástico, pensando que el guion es otro efecto especial más. Marvel anda cerca de las cuarenta cintas y las reiteraciones y su entrada en un bucle de suficiencia se han fundido con el hastío del espectador. Ese discurso del recién electo presidente de USA, que abre ( no se descubre nada) el filme es significativo de que el retorcimiento de los ingredientes de su manual llega a un punto de compleja simplicidad, que roza el disfraz. Conexiones con otras sagas y títulos ni suponen jugar al despiste ni aportan nada más que confusión, o si acaso un juego bobalicón. Todo rezuma sobredosis Marvel y ya no se distingue lo superficial, la pedantería, la pretenciosidad y la megalomanía. El cineasta de 'Luce' parece un títere entre tanta implosión con la Casa Blanca como el Castillo de Otranto del universo Marvel. Hacer pasar por nuevo lo vetusto, sin ingenio y exento de chispa, solo puede ser anodino. Las últimas noticias del universo trumpiano seguro que superan cualquier amago de fábula.

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