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Fronterizo e inaugural
Crítica 'El bosque petrificado'

Fronterizo e inaugural

Filme de esencia y base teatral que supuso la puerta abierta de intérpretes que luego serían mitos e iconos. Un hábitat de drama e incipiente noir

Guillermo Balbona

Santander

Lunes, 13 de enero 2025, 12:05

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  • Película El bosque petrificado

  • Año 1936

  • Duración 38 minutos

  • País EEUU

  • Dirección Archie Mayo

  • Guion Delmer Daves, Charles Kenyon

  • Música Bernhard Kaun

  • Fotografía Sol Polito

  • Reparto Leslie Howard, Bette Davis, Humphrey Bogart, Genevieve Tobin

  • Género Cine negro

  • Salas Ateneo. Nuevo Ciclo. Bette Davis. 19.00 horas

Aunque a veces no lo parezca está basada en una obra de teatro. Una creación homónima escrita por el dramaturgo Robert E. Sherwood. Aunque tiene algo de estatismo, la puesta en escena y las interpretaciones logran ensalzar un filme sencillo –a veces la situación que ... sirve de engranaje podría evocar a 'Cayo Largo'– trasunto ambas de wéstern, con factores humanos y dramáticos comunes: un forajido, un refugio que no es tal, un conflicto coral y ciertas dosis de claustrofobia. Un enemigo, rehenes y una serie de idas y vueltas en torno a un mismo espacio físico y moral. 'El bosque petrificado', además, ese retrato del enemigo público número uno, un gángster perseguido sin tregua por la policía, presenta una serie de actores muy jóvenes que entraron en la constelación de las estrellas de Hollywood y la primera gran puerta abierta a la trayectoria de un mito como Bogart. Y eso precisamente gracias al empeño del que sería su contrincante en pantalla en esta ficción: Leslie Howard quien presionó al pope Warner para que contratara para 'El bosque petrificado' a ese actor casi desconocido que luego sería uno de los iconos de la historia del cine. Drama e incipiente cine noir sin pulir, la cinta dirigida por Archie Mayo es consciente de la base teatral pero exprime con talento la intensidad de los diálogos y ese hábitat de tensión y de enfrentamiento. Escenario fronterizo, parada y fonda, un bar/gasolinera en el desierto de Arizona, un no lugar, todo suma para envolver a una serie de criaturas muy diferentes, pero marcadas por un cierto desarraigo, sentido del fracaso, soledad, sueños rotos y nostalgia que afloran entre los golpes de muerte y violencia. La figura del antihéroe está presente. Donde brilla más la historia es en ese residuo del Oeste, de la frontera salvaje, de lo crepuscular. Ese juego de entretiempos se ve alterado cuando lo teatral toma el mando y el filme se queda sumergido en el espacio limitado. El cineasta de' El diablo y yo', no obstante, supo combinar el fondo dramático con el pulso entre personajes encarnados con talento, especialmente un Leslie Howard que dota de todo tipo de matices a ese joven escritor, entre el desencanto y el idealismo. El personaje de Bogart en cierto modo también es fundacional, entre lo tosco y la inconsciencia de la maldad. Un filme tan fronterizo como su trama que, históricamente, sirvió para inaugurar los caminos de un puñado de intérpretes magistrales.

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