De gafas y gafas
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Allen, jocoso, se sienta ante Trueba y pregunta el primero: «¿Esto para qué es?». La respuesta es un paseo sobrio entre la pausa y la fragilidadSi se cuenta con el testimonio, durante casi cincuenta minutos, de Woody Allen, cabe preguntarse si merece la pena una elaboración sofisticada, o un guion atravesado por sus películas. David Trueba es consciente de ello y convierte un documental en una entrevista exenta de distracciones ... o, lo que es lo mismo, una conversación con el cineasta de 'Blue Jasmine' en un documento con tono confesional. Hay serenidad, apenas puesta en escena, distancia corta y un 'landscape' neoyorquino de fondo.
País España
Año 2024
Dirección y guion David Trueba.
Género Documental/entrevista
Las rupturas, sencillas, se asemejan a travellings del director y escritor español por lugares que se asocian al cineasta de 'Golpe de suerte', la mas reciente y quién sabe si la última película de Allen. Lo que tiene de especial el mediometraje es que el espectador se pone en el lugar de Trueba y especula y fantasea sobre qué pregunta haría al cineasta, o incluso qué respuesta le gustaría obtener del cineasta de 'Annie Hall'. Lo cierto es que entre esos pliegues de pregunta/respuesta, en ese trayecto desde las gafas de Trueba que mira al cineasta con cierta sonrisa pícara y las gafas de Allen que parecen refugiar y custodiar unos ojos que han visto mucho, aflora una complicidad que exuda el amor mutuo por su oficio. Jocoso, no obstante, Allen se sienta ante Trueba y pregunta el primero: «¿Esto para qué es?».
'Un día en Nueva York con Woody Allen' no engaña. Es eso. Y quizás por ello nos basta y al tiempo nos sabe a poco. El octogenario cineasta, igualmente, transmite un aire tan intelectualmente vivo como cansino y se reserva la parte más pesimista de su discurso para el final, en el que solo le falta poner fecha de caducidad al cine. El documento es directo y se agradece; sobrio y eso no incomoda, pero tratándose de Allen uno siempre espera ese sorpresivo triple salto mortal. Del humor, el desapego y la desazón marca de la casa hay, sin embargo, muchas pruebas. La más natural surge cuando Trueba pregunta a qué atribuye Allen su éxito general de su películas en Europa. El cineasta de 'Match Point' lo tiene claro: «Quizá, al traducirlas, las mejoren». De la montura de sus gafas a los rascacielos cabe un efecto de espejo-reflejo, incluso uno se acuerda de que Fernando Trueba también entrevistó a Allen antes de la pandemia. David utiliza algunos pasajes fugaces, a modo de planos recursos, que remiten a los filmes. La relación establecida (quizá pactada) es una conversación ajustada a lo cinematográfico. Es probable que nada nuevo se descubra del director de 'Hannah y sus hermanas'. Pero, al cabo, cine y vida es una ecuación inseparable. Hay pausa y una mezcla de fragilidad y confianza.
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