
Gardel conduce
Los Ángeles ·
Carretera y tango con intèrprtes en estado de gracia, en un viaje casi imposible entre la tristeza y un alumbramiento esperanzadoSecciones
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Los Ángeles ·
Carretera y tango con intèrprtes en estado de gracia, en un viaje casi imposible entre la tristeza y un alumbramiento esperanzadoComo en el tango, que atraviesa el ser y el sentir de estas criaturas, la ironía subyace en la gravedad. El bucle interpretativo, nostálgico, melancólico, ... evocador... es irregular pero irrumpe con ese desmayado pero acogedor cobijo de la comedia dramática donde las sonrisas y la tristeza trafican por igual a la hora de apropiarse de la vida. Además, 'Empieza el baile' es un tango en el que bailan tres y es una road movie de carretera y tango. De Madrid a la Pampa. Es viaje, memoria, una tragedia que vira a farsa. Los actores logran que la dirección sea mero testimonio contemplativo pero en su dejar hacer, en su tolerancia reside buena parte del acierto. Es un trayecto de la mentira a la verdad (ambas ocultas y reveladas a un tiempo) que transforma las paradas y las miradas por el retrovisor en reproches.
País Argentina
Año 2023
Dirección y guion Marina Seresesky
Reparto Darío Grandinetti, Mercedes Morán, Jorge Marrale, Pastora Vega, Agostina Pozzi, Lautaro Zera
Género Comedia dramática
Todo el filme es una huida hacia adelante, entre la vida y la muerte, entre vivos provisionales (todos los somos) y difuntos falsos. Con la carga más pesada como equipaje, la del pasado y la distancia, confluyen dos personajes en un tango sin música y mucha letra, o con la música de un bandoneón crepuscular que busca su verdadera letra. Carreteras secundarias, los personajes siembran sus propia búsqueda entre hoteles y geografías huérfanas. Deudas sentimentales enquistadas, secretos, paisajes compartidos y lugares comunes. Marina Seresesky recobra el pulso de su ópera prima, 'La puerta abierta', tras ese despiste que es 'Lo nunca visto', aunque ambas encabezadas por el trabajo siempre impagable de Carmen Machi. Ahora son Darío Grandinetti y Mercedes Morán quienes nos hacen bailar en un equilibrio casi imposible entre la honda tristeza y un alumbramiento esperanzado. «Y fuiste tú/ La que alegró mi soledad,/Quien transformó en locura/ Mi pasión y mi ternura/Y en horror mis horas mansas». De Buenos Aires a Mendoza.
En otras manos hubiese sido una comedia negra. Aquí oscila entre los giros narrativos, la simpatía, el reencuentro postergado, la sensación de que la pérdida torna posesión permanente. La fotografía de Rivarés y los paisajes que nunca muestran su inicio ni su final son como cómplices referencias de esa inmensidad íntima que fluye entre el trío protagonista y su lugar en el mundo. Seresesky deja que sobre ese lazo de humor negro y comedia insertada en la nostalgia baile el mundo, mientras Gardel conduce una furgoneta y la vida solo lo es con acento porteño. --
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