Honda levedad
Groucho ·
Es como una planta a punto de brotar, aquí y ahora. Sería una lástima que pasara desapercibida. Es biología emocional y poesía obrera. A ver quién da más.Secciones
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Groucho ·
Es como una planta a punto de brotar, aquí y ahora. Sería una lástima que pasara desapercibida. Es biología emocional y poesía obrera. A ver quién da más.Es una película hermosa. Pero no por la belleza, el paisajismo, el esteticismo, la mirada estilizada como factores más recurrentes al dotar de contenido al calificativo. No. 'Here' (también un juego con el aquí) –le sobra el epígrafe añadido en la distribución en español– brilla ... por su vocación de invisibilidad, por su levedad nada superficial, por esa manera de ver y estar en el mundo, como posándose a cada paso. Es sencilla, modesta y honesta, apenas una hora y veinticinco minutos, donde la ciudad y sus criaturas parecen mostrarse siempre en construcción. Apenas hay trama que no sea (y ya es suficiente) el oficio de vivir, un discurrir trufado de detalles, de un humor que se desliza y un silencio elocuente. con escasos diálogos. En ese paso concede prioridad a los sonidos medioambientales, a la atmósfera de cada lugar, a menudo no lugares.
Año 2023
País Bálgica
Dirección y guion Bas Devos
Reparto Stefan Gota, Liyo Gong, Teodor Corban, Saadia Bentaïeb
Género Drama romántico
La cinta del Bas Devos, con Bruselas al fondo, otorga presencia a la ausencia, crece en lo sensorial y edifica una poética de eso tan normal y cotidiano que puede ser diferente y extraordinario. En un presente de ruido y furia, la apuesta del cineasta de 'Violet' resulta tan extraña como necesaria. Ya su propio punto de partida es toda una declaración de principios. Un suave y destilado paseo, con travellings que parecen extraer jugo a la imagen, en localizaciones indefinidas en las que se contrapone el sonido del viento y las hojas de una vegetación urbana al hormigón y los atronadores efectos de una construcción.
'Here' es un sorprendente y delicioso poema en prosa que da paso a la naturaleza y que desvela a cada paso una sutil inmersión en un humanismo que los tiempos han esquinado hasta resultar caduco. Intimista y nada pretenciosa, retrata el trayecto de un obrero rumano en su despedida de la ciudad en la que trabaja. Lo social está en el escaparate. Lo que deslumbra es su forma de adentrarse en la soledad, el exilio forzado, también el interior, el desarraigo. Y luego está ese encanto que conecta el vacío con la ternura. Caleidoscopio sin prisa, azaroso con algo de Rohmer sin conversación, el filme tiene su propio latido, nunca suena a artificio y va desvelando una manera de estar y ser, casi como si se tratase de una planta a punto de brotar, aquí y ahora. Sería una lástima que pasara desapercibida. Es biología emocional y poesía obrera. A ver quién da más.
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