Imperfección al cubo

Cinesa, Yelmo y Ocine ·
El referente del videojuego es mera excusa. Simpáticamente tontorrona y superficial, subordina el riesgo, la creatividad y la fantasía mutante

Guillermo Balbona

Santander

Lunes, 7 de abril 2025, 10:46

Si lo que trata de contarse apela a la imaginación y lo desbordante, pero resulta previsible; y si, además, el absurdo es parte esencial de ... su materia prima, pero se banaliza y desaprovecha, queda claro que la construcción es fallida. 'Una película de Minecraft' tiene en la dirección a un cineasta que puede resultar tan epatante como extraño, pero en esta ocasión parecía el indicado ya que hablamos de alternativas a la realidad, a partir de un videojuego. Pero la ambición ha sido escasa. Quizá pensando más desde el estereotipo en un espectador infantil, la locura del delirio se convierte en mera ilustración lúdica y en falta de garra y empatía.

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Año 2025
País Estados Unidos
Dirección Jared Hess
Guion Chris Bowman, Hubbel Palmer, Neil Widener, Gavin James
Reparto Jason Momoa, Jack Black, Danielle Brooks, Sebastian Eugene Hansen
Género Fantástico / Aventuras

Jared Hess, director de 'Napoleon Dynamite' y 'Super Nacho', nunca agita esa historia de perdedores que buscan la redención en la fantasía. El tándem Jason Momoa/ Jack Black remite a otras producciones y termina por despistar e incluso ambos opacan la iconografía elevada al cubo del videojuego original. Esos bloques que dominan las criaturas y situaciones se vuelven fondos uniformados y parecen desmentir a medida que avanza el metraje la exaltación de espacios imaginarios de la historia.

Hay un entretenimiento obvio, elemental, y un tono simplón, pero hubiera sido preciso inocular una atmósfera improvisada, un soplo de alocada energía cúbica. Y también es desigual el protagonismo de los perfiles que pesa en el efecto de la trama. En lo aparente todo es funcional. Colores, juerga juguetona y campo abierto para dejarse llevar. Pero se echa de menos ese aire libertario, sin encasillamientos, que hubiera convertido el microuniverso de Minecraft' en un territorio totalmente diferente. Sin embargo, se queda más cerca de un 'Jumanji' sin instrucciones, que de los filmes firmados por el propio cineasta. Incluso el ritmo queda atrapado en un bucle reiterativo. La dispersión y la resolución fácil van tomando el poder debido a que el filme se decanta por los guiños, las parodias, o las texturas ajenas. Un difícil equilibrio entre la acción y la aventura, la buddy movie y lo familiar. En ausencia de una desatada creatividad Momoa parece un líder cansino al frente de un festival kitsch. Los puristas del videojuego, probablemente insatisfechos, decidirán, pero la propia cinta desconcierta en su superficialidad. El referente del videojuego es mera excusa y confunde la anarquía narrativa con la extravagancia. Es simpáticamente tontorrona pero a costa de subordinar el riesgo y la fantasía mutante.