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Expend4bles. 2023 103 min. EE UU. Dirección: Scott Waugh. Guion: Spenser Cohen, John Joseph Connolly, Max Adams. Personaje: Dave Callaham. Historia: Spenser Cohen. Reparto: Stallone, ... Jason Statham, Dolph Lundgren, Tony Jaa, Andy Garcia, Megan Fox... Música: Guillaume Roussel. Fotografía: Tim Maurice-Jones. Género: Acción Salas. Cinesa, Ocine y Yelmo.
Quizá la huelga de guionistas ya estaba en marcha cuando unos cuantos decidieron dar forma a esta secuela vergonzante y baldía que se retuerce sobre sí misma. También cabe especular si la amenazante inteligencia artificial no la hubiese concebido un poco mejor. Si se trataba de alargar por obligación la franquicia, con ánimo de prótesis, la meta está conseguida. Lo demás, superfluo, infame e insustancial.
Cuarta entrega de 'Los mercenarios', todo apunta en pantalla y fuera de ella a que Barney 'Esquizo' Ross (Stallone) al frente de su equipo indestructible, le pasa el testigo a Jason Statham. La idea fundacional tuvo su miga. Una especie de aquelarre de estrellas, amigos y exponentes rotundos del cine de acción de décadas anteriores. Stallone fue el padrino, posiblemente también el ideólogo. En el arranque la franquicia mezclaba enredos más cuidadosos con escenas simpáticas tras ver rostros míticos y fornidos intérpretes de la cosa, no exentos de achaques, afrontando retos supuestamente físicos al limite.
En esta innecesaria cuarta entrega la cosa deja de tener gracia. Plana y rutinaria, con un sentido del humor que daña la ironía más primaria, ni siquiera esa complicidad juguetona de leyendas en reunión tabernaria salva la función. Statham nos tiene tan acostumbrados a saltar de franquicia en franquicia, que es el único que otorga algo de autoridad, especialmente en las distancias cortas, a una trama previsible con expolio nuclear de por medio.
Por si fuera poco, los efectos especiales fundamentales en las hipérboles del cine de acción chirrían a menudo. Hay personajes desaprovechados, otros utilizados torpemente, apariciones fantasmales y muy forzadas como la de Megan Fox se suceden en este catálogo de roles escasamente empáticos. Como una colección de cromos la propuesta tiene algo de pasarela geriátrica insulsa, aunque lo verdaderamente viejuno es su aire de musculosa fisicidad de salón, mientras sus representantes compiten a ver quién suda más o quién suelta el más rocambolesco epíteto. Sin apenas carisma, amparada en ese toque serie B que ya no cuela, no quedan alicientes y la saga parece tomar el camino de la disolución.
La acción se ha convertido en dinamita pura, bien para mamporros de inmediatez, o para sobredimensionadas colisiones globales, de tal modo que es objetivo y motivo en sí misma. Scott Waugh, cineasta de 'Hidden Strike', se regodea en el exceso y apela a lo más directo. Ni homenajes ni nostalgia.
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