Karaoke de acción
Cinesa, Yelmo y Ocine ·
La pirotecnia vibra pero los fuegos artificiales van por un lado, la comedia romántica por otro y la madeja que 'dobla' la acción es más impostura que ingenioSecciones
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Cinesa, Yelmo y Ocine ·
La pirotecnia vibra pero los fuegos artificiales van por un lado, la comedia romántica por otro y la madeja que 'dobla' la acción es más impostura que ingenioSon guais, guapos y efervescentes. Ryan Gosling y Emily Blunt caen bien. Él se pasa casi todo el tiempo en el suelo porque su personaje, 'El especialista', al que da nombre al filme, es un profesional encajador de golpes y de todo tipo de peligros ... controlados. Y ella, una luminosa aspirante a directora.
País EEUU
Año 2024
Dirección David Leitch
Guión Drew Pearce
Reparto Ryan Gosling, Emily Blunt, Aaron Taylor-Johnson, Winston Duke.
Género Acción / Comedia
El duelo te quiero/no te quiero es más desmayado que agitado. El cine llama al cine, pero no hay química y todo parece tan sobado como si un mecanismo de IA se hubiese tragado las comedias de acción de la historia hasta mostrar una sucesión de colisiones por tierra, mar y aire que suena tan excitante como cansino. Ambos protagonizan un híbrido que contiene todos los tonos, fases, homenajes, desigualdades y destellos posibles. Es un Karaoke de acción al que a cada tour de force le corresponde una canción y viceversa.
A veces tiene ese aire de las inconfundibles tramas de acción made in Bruce Willis y, en todo momento, se dedica a explotar la veta de simpatía y de cierta complicidad entre lo lúdico y la banalidad consentida. Sin duda que el filme pretende, y es una opción excelente aunque le queda grande, seguir el rastro de la comedia screwball aderezada con los constantes set pieces de acción, medidos con una planificación y logística intachables pero ausentes de empatía. Y todo porque David Leitch, cineasta de 'John Wick (Otro día para matar)' y de la notable 'Bullet train', se olvidó el guion en algún lugar del rodaje. La fusión de enredo cinematográfico, trama mafiosa de egos y pareja cuyo amor pende de una conversación siempre postergada no cicatriza. Hay algo de forzado cartoon pero lo intrascendente, la frivolidad, el desapego, la reiteración se unen a la falta de finura en lo espinoso. Se echa de menos esa rítmico volcánico y agudo intercambio de frases certeras que nos dio el género: cuando decir amor escondía un odio profundo; cuando ganar era fracasar; cuando una despedida despiadada anunciaba un futuro abrazo. Lo que queda es la adrenalina de una juguetona enredadera de dobles, especialistas, tomas rodadas una y otra vez en un catálogo de cine dentro del cine que se convierte en lo verdaderamente atractivo del filme. La chispa que lo mismo enciende un traje ignífugo que un beso sin consumar comparten espacio pero nunca la misma llama. Hay intencionalidad bulliciosa pero para concluir que el mayor efecto especial es el enamoramiento, que el mayor dolor es el desamor y el mayor peligro reside en que te dejen tirado no hacía falta tanta coreografía burbujeante y combativa.
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