Al otro lado del espejo

The Sweet East. 2023.104 min. EE UU.Dirección: Sean Price Williams. Guion: Nick Pinkerton. Música: Paul Grimstad. Fotografía: Sean Price Williams. Reparto:Talia Ryder, Jacob Elordi, Earl Cave, Simon Rex. Género: Comedia romance. Salas: Groucho.

Intenta explotar su imagen de obra rupturista y estilizada (utiliza formatos plurales en lo estético y en lo visual), aunque sea muy clásica (sus cortes episódicos los estructura mediante fundidos en negro), y se postula provocadora y hasta gamberra. Es cierto que 'The Sweet East',–esta vez nadie se ha atrevido a poner algún título más desconcertante que la propia película– participa de varios de esos factores, incluso podría sintetizarse sus intenciones en el encasillamiento de road movie satírica, simbólicamente inspirada en 'Alicia en el país de las maravillas' pero plena de referencias culturales, y esputo más controlado de lo que parece sobre la política y el sistema estadounidense capitalista.

Lo cierto es que para ello hubiese sido más deseable una radicalidad más intensa y potente, menos juguetona al adoptar la forma de cuento de hadas como coartada, y más jugosa en su delirio, muchas veces intraducible en sus componentes muy americanos. Tiene aspectos absurdos, casi surreales, que elevan la función y, por supuesto, cuenta con una baza tremendamente atractiva: la actriz Talia Ryder (West side story) cuyo personaje guía tanto al espectador menos exigente como al más insatisfecho con una mirada, dominio del espacio y capacidad para robar escenas, lo que permite continuidad incluso cuando desciende a la reiteración y a esa manera de relamerse en su conciencia de contar una buena historia.

El filme es tan curioso como su director. Tras varias proyectos en colaboración, Sean Price Williams firma esta extravagante, eficaz, a veces divertida, jubilosa ópera prima en solitario. Un 'nuevo' director que ha forjado su carrera impresionante como director de fotografía de cineastas como Abel Ferrara y en su debut se arriesga y opta por trazar una aventura generacional, que asume la intención de convertirse en mirada sarcástica sobre la sociedad estadounidense.

El arranque, que plantea una engañosa apariencia de historia juvenil descerebrada, mantiene cierta ambigüedad durante el trayecto de su protagonista. Sin duda, lo mejor es ese catálogo de criaturas, colectivos y comunidades que salen al paso de la joven: desde un supremacista blanco a un grupo yihadista que escucha música tecno. Las sacudidas, espasmos y convulsiones de ese país asoman en un itinerario por ciudades, Estados e identidades.

'The Sweet East' se reafirma cuando muta la excentricidad en espejo, de este y del otro lado, esquizofrénico túnel de resplandores adolescentes y oscuridades nihilistas.

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