Ligereza como disparate
Groucho ·
No hay profundidad alguna en los papeles principales y en otros personajes todo se reduce al patetismo. El enredo se desmaya y solo quedan los actores como náufragosSecciones
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Groucho ·
No hay profundidad alguna en los papeles principales y en otros personajes todo se reduce al patetismo. El enredo se desmaya y solo quedan los actores como náufragosQuiere zarandear al personal, social y emocionalmente y no logra ni cosquillas. Confundir a estas alturas frivolidad, ligereza y pasatiempo no parece riguroso. En Francia la cosa envuelta en el papel celofán engañoso de comedia, cosita más bien, superó los 400 mil espectadores en su ... estreno. La cuestión es que no funcionan ni trucos, ni golpes de efecto y giros sorpresivos, ni mucho menos vueltas de tuerca. Todo es un enredo que responde a una sola idea y al desarrollarse queda corta, desmayada y aburrida.
Año 2024
País Francia
Dirección y guion Bruno Podalydès
Reparto Daniel Auteuil, Sandrine Kiberlain, Denis Podalydès, Isabelle Candelier
Género Comedia
Protagonizada por el propio director, junto a su hermano, el también actor y guionista, Denis Podalydès, lo cierto es que en pantalla asoman estrellas del país vecino como Sandrine Kiberlain ('Crónica de un amor efímero') y el prolífico y siempre excelente Daniel Auteuil, pero que de no cuidar sus selectivas elecciones de guion, acabará como De Niro protagonizando cualquier cosa llamada película, que no cine. La trama no es precisamente original, pero sí destila simpatía con su picaresca, trasfondo de crítica social sobre la vida de las apariencias y la hipocresía, pero sin fuerza ni chicha y al guion se le ven las costuras.
Ese plan de fin semana romántico con espejismo de un botín al fondo no cuaja y la película del cineasta de 'Je t'aime' y 'El misterio del cuarto amarillo' se disuelve por tontorrona y demasiado confiada. A la hora de la verdad 'El barco del amor' no es más que un puñado de excelentes actores preguntándose qué hacen en esta historia y en un entramado vulgar y de globo hinchado con el paisaje y la travesía de un supuesto pausado paseo por canales. Es un filme inocente pero no de comedia blanca con solidez narrativa, sino ingenua, de personajes sin hacer y una llamada a la contemplación del espectador que ve pasar situaciones estúpidas, boberías y una perspectiva insulsa. Se juega con las esclusas, hay canciones que chirrían y personajes o desaprovechados o encajados con calzador. No hace falta decir que es el reparto el que elude el hundimiento de la comedia y el inane guion se aferra a los intérpretes como la tabla de salvación antes de zozobrar. No hay profundidad alguna en los papeles principales y en otros personajes todo se reduce al patetismo en sus presentaciones y en la función muchos veces anecdótica e insípida que cumplen en la trama. 'El barco del amor' fundamenta todo su posible encanto en forjar un encadenado endeble para lograr un buen dinero, pero falta continuidad en las acciones, acidez, esa sensación de comunidad de perdedores, con tanta tradición en la comedia que, sin embargo, aquí no encuentra su sitio.
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