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El aceite de la vida. Lorenzo's Oil. 1992. 135 min. EE UU. Dirección: George Miller. Guion: Miller y Nick Enright. Música: David Bergeaud. Fotografía: John Seale Reparto: Nick Nolte, Susan Sarandon, Peter Ustinov, Zack O'Malley Greenburg. Género: Drama. Salas: Filmoteca UC. Náutica. Jueves, ... 11.
Siempre al límite, es un drama con la coartada de una historia real que juega con los grados de la intensidad emocional. Y es también un melodrama grasiento que ilustra el sufrimiento de una familia ante una enfermedad producida por un error genético. Como retrato de una actitud ante lo terminal y contra el tiempo, 'El aceite de la vida' posee un ADN emotivo palpable y empático. Pese a ello la historia pedía más delicadeza cuando la intimidad se revela poderosa y acapara los sentimientos. Por contra, respeto y honestidad, que son connotaciones visibles, colisionan a menudo con esa tendencia a exprimir los momentos propicios al desgarro. Basada en la historia real de Lorenzo Odone, atrapado en su infancia por una grave enfermedad neurológica para lo que no existían ni conocimiento ni, por supuesto cura, con el paso del tiempo lo que sigue primando en el tratamiento y la visualización de esta tragedia familiar es su tono de telefilme, entre la superficialidad y la denuncia. Incluso queda claro que en los momentos importantes supera el listón gracias a los excelentes trabajos del reparto, en especial esa Susan Sarandon brillante en el papel de una madre coraje que otorga autenticidad y verdad.
El australiano George Miller, el cineasta de 'Las brujas de Eastwick' y la saga 'Mad Max', rompió ciertos clichés en torno a su cine con esta historia crítica con los estamentos médicos y conductas de la ciencia, pero que chirría en el caso de la forma y el fondo. Fe y fatalismo, denuncia y dolor conviven en la cinta del cineasta de 'Tres mil años esperándote'. Hay cierta aceleración en el tratamiento de los hechos que a veces no parece encajar con el terreno explorado, el emocional y el del deseo y el ritmo de la ciencia.
El director australiano se vale de la fuerza de la historia y los testimonios, esos encuentros entre padres y eminencias médicas, por ejemplo, pero quizá se echa de menos algo de pausa en el latido de los instantes en los que pesimismo, temor y esperanza mantienen un pulso reflejado solo de forma aparente, sin hondura, a excepción de la que desprenden los intérpretes. Por supuesto, caben momentos conmovedores y también resultan cansinas algunas insistencias. Como drama, con una enfermedad rara al fondo, el filme se posiciona y resalta 25 años después como ejercicio casi documental. Otra cosa lícita es pensar que 'El aceite de la vida' hubiese sido otra película a través de una mirada menos convencional sin perder un ápice de intensidad.
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