Si Milei fuera pensador
Groucho ·
Inteligente y necesaria radiografía de Argentina, recurre a la filosofía y al humor como vasos comunicantes de una tragicomedia con dos actores dentroSecciones
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Groucho ·
Inteligente y necesaria radiografía de Argentina, recurre a la filosofía y al humor como vasos comunicantes de una tragicomedia con dos actores dentroExplota en lo aparente esa especie de subgénero de personajes antagónicos. Esos que se repelen y atraen a partes iguales en la medida que necesitan imponerse o complementarse. Y de eso 'Puan' va sobrada. Marcelo Subiotto (menos conocido por estos lares ) y Leonardo Sbaraglia (como ... de la familia) dominan todos los posibles riesgos, errores o déficits (apenas vislumbrados) de esta tragicomedia afinada y atinada. Ambos poseen ese carisma que destila empatía a chorros sin necesidad de aspavientos. En el camino, un enredo competitivo sobre la filosofía cuyo tratamiento necesita del humor. Y como los actores y sus roles, filosofía y humor generan vasos comunicantes por donde fluye una inteligente comedia en la que palpita la crisis de ideales, la crítica, el retrato al fondo del boludo de turno, la inflación, la identidad porteña, esos desencuentros de política, historia y memoria que llegan desde Buenos Aires como si fuese un tango resabiado y reiterativo.
País Argentina
Año 2023
Dirección y guion María Alché, Benjamín Naishtat
Reparto Leonardo Sbaraglia, Marcelo Subiotto, Julieta Zylberberg, Alejandra Flechner.
Género Comedia dramática
El filme prácticamente estaba listo en vísperas de la llegada al poder de Milei y eso le otorga un aire de autoridad moral, de didáctica visionaria, de filosofía como gasolina de humanidades frente a la barbarie y la ignorancia siempre en armas. La pareja de cineastas argentinos María Alché y Benjamín Naishtat genera un ecosistema pegadizo donde el duelo filosófico emerge como un atractivo y necesario reclamo ante el caos y la crisis. 'Puan' (universidad) es un lugar en el mundo en el filme que, entre comedia, cercanía y acidez, construye una defensa de la educación pública. Parece a veces un esqueje de película de otros tiempos, pero la vida discurre entre conversaciones y resulta imperecedera su nostalgia, su tarea de restitución del idealismo que parece haber huido por las cloacas. Es lúcida sin gravedad y fácilmente extrapolable cuando muestra situaciones patéticas y ese tándem de absurdo y convencionalismo social, encarnado y zarandeado por ambos protagonistas.
En el error, en el fracaso, en la derrota y en la crisis habita y se reivindica la dignidad. Y en ese retrato existencial y social late la supervivencia del humanismo. Tras el enredo, entre Heidegger y Spinoza, surge el paisaje del costumbrismo, mientras el filme nada con la línea de flotación muy alta a través de una sana mezcla de géneros. Ingenio y activismo, emoción y ternura conviven sin mancharse. Y un poso popular, que no populista, deja un rastro de esperanza.
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