
Mirada canina
Cinesa, Yelmo y Ocine ·
El adiestramiento de Arthur se antoja superior a la dirección cinematográfica. El aire dramático de la aventura se queda en ocasiones en simple travesuraSecciones
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Cinesa, Yelmo y Ocine ·
El adiestramiento de Arthur se antoja superior a la dirección cinematográfica. El aire dramático de la aventura se queda en ocasiones en simple travesuraLa ficción real y la realidad ficcionada adoptan forma canina en una aventura con actor conocido dentro, que parece deambular tanto en el interior de ... la pantalla como fuera. La cosa va, ya saben, de 'Basado en hechos reales' al que se le añade el calificativo de 'increíble'. Y en el centro de la historia hay un animal. Vamos!, como para echarse a temblar.
País EE.UU.
Año 2024
Dirección Simon Cellan Jones
Guión Michael Brandt
Reparto Jacques Jouffret. Reparto: Mark Wahlberg, Nathalie Emmanuel, Simu Liu, Michael Landes
Género Aventuras
Pero resulta que la crónica de la travesía, que son muchas, resulta singular y el chucho es tan simpático como resultón y eficaz. Casi como si hubiese pasado por el Actors Studio. De hecho podría concluirse que el perro Arthur, que da nombre al filme, logra una interpretación notablemente mejor que la de los actores humanos. La historia tiene otro nombre, el de Mikael Lindnord, campeón sueco de atletismo, encarnado por Mark Wahlberg, que afrontó una carrera de 400 millas en la jungla ecuatoriana.
Resistencia, eso que llaman deporte extremo, y el can que sufre, da lecciones de resiliencia y pone unas caritas y unos ojitos que dan ganas de levantarse para animar su esforzada ruta. El cineasta Simon Cellan Jones, que ya dirigió a Wahlberg en 'Plan en familia' y que se ha prodigado en series como 'Years and Years', logra eludir pese a algunos tópicos y ciertas situaciones previsibles, el estereotipo de la historia de superación e incluso evita la deriva melodramática y el desfile de clínex a los que son propensos los filmes catalogados en esta especie de subgénero. 'Arthur', de forma sencilla y sin ambiciones ni falsas pretensiones, no deja de ser el relato de la conversión de un perro callejero en un asidero necesario que corre tras un rastro de amistad, valentía y encuentro entre lo físico y lo emotivo. Hay paisajismo a través de escenarios como los de Costa Rica y Colorado y cuando la ecuación entre lo cursi y lo encantador no funciona, queda el recurso de volver sobre la carrera en lo puramente visual, esa fotografía de Jacques Jouffret que hubiese merecido otra historia. Lo que sí puede concluirse es que el adiestramiento de nuestro Arthur se antoja superior a la dirección cinematográfica. El filme, poco ladrador y mordedor, crece en la dignidad y en el optimismo sin molestar. En ocasiones lo que desprendía cierto aire dramático se queda en simple travesura. La tensión de la aventura equilibra la tentación lacrimógena. Lo predecible, la carrera de obstáculos y el cachorro compiten en llamar la atención. Sin duda, el perro dicta sentencia.
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