Mirada de memoria
Cinesa ·
Paz Vega dirige, escribe e interpreta una ópera prima con mucho cine dentro. Un retrato transparente y desolado desde los ojos de la infanciaSecciones
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Cinesa ·
Paz Vega dirige, escribe e interpreta una ópera prima con mucho cine dentro. Un retrato transparente y desolado desde los ojos de la infanciaNo es un debut cualquiera. Es la creación de una autora que sabe mirar. Y son muchos los planos, perspectivas, detalles y caligrafías que 'Rita' adopta para abrir y cerrar los ojos, para alumbrar la memoria y para adentrarse en lo oscuro desde la elipsis, ... lo sutil y lo delicado.
Año 2024
País España
Dirección y guion Paz Vega
Reparto Sofía Allepuz, Alejandro Escamilla, Paz Vega, Roberto Álamo
Género Drama
La actriz Paz Vega escribe, dirige e interpreta una historia de malos tratos, que también se cita con el costumbrismo, ilustra lo social y echa mucha carne en el asador de las cosas estereotipadas y en las situaciones enquistadas. Pero nunca desciende al defecto de querer contarlo todo (habitual en toda obra primeriza) y demuestra poso, aplomo, serenidad y una prometedora capacidad de estilo visual. Una cinta, además, arriesgada por cuanto el epicentro de la mirada reside en la infancia. En este sentido, Paz Vega combina luminosidad y oscuridad, asombro y transparencia, a través de una historia con tacto que abre resquicios en la memoria, se pasea por las notas sociológicas –en este caso la Sevilla de los años ochenta– en un extraño equilibrio entre lo que se muestra y lo que subyace, entre la ternura y la dureza.
La importancia de su dirección es que la actriz sitúa la cámara con elegancia y muestra y oculta con idéntica lucidez y tono lo que vemos y lo que discurre de igual modo en el interior y el exterior, tras los muros y entre las paredes. Otro acierto clave radica en la niña protagonista de siete años, Sofía Allepuz, cuya mirada es la auténtica guía de un cuento negro, que pisa fuerte sobre las huellas del neorrealismo y entrecruza los retratos de un matrimonio y sus dos hijos, sin perder de vista a la comunidad y al barrio. Violencia machista y liberación femenina, silencio y ruido al fondo. Paz Vega rueda con moderada contención los trayectos de la pequeña Sofía Allepuz hasta confluir en miedos, esperanza, desazón, fugas y revelaciones. Memoria e inocencia, desasosiego y conmoción, todo iniciático, el dolor y el aprendizaje, la herida y la experiencia, deseada o no. El baño sin flotador en la piscina, la violencia que se mastica, los peligros domésticos, el azar... en una constante fusión y colisión de lo infantil y lo adulto. Hay gusto por los detalles y una excelente ambientación. Lástima que a veces el sonido muestre algunos defectos y que haya cierta confusión entre la luz natural y las zonas oscuras o de penumbra de algunas escenas clave de interior. Pero priman los pliegues, el vértigo, la extrañeza, el soplo de vida y la vida zarandeada. La cámara mira arriba y abajo de escaleras, mientras la estatura de la niña marca la medida del mundo.
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