
Aunque la mona...
Cinesa, Yelmo y Ocine ·
Jason Staham se duplica y replica, asoma como una extensión de Stallone, aquí guionista, es un decir, y vuelve a repetirse bajo una inútil simulaciónSecciones
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Cinesa, Yelmo y Ocine ·
Jason Staham se duplica y replica, asoma como una extensión de Stallone, aquí guionista, es un decir, y vuelve a repetirse bajo una inútil simulaciónEn su regreso a la pantalla –en realidad la suya es una interpretación de un papel interminable entre mamporros y chulerías con cierto aire de ... macarra noble que siempre encuentra justificación– Jason Statham es un trabajador de la construcción. La verdad es que el actor, siempre replicante de sí mismo, es en las pantallas un obrero de la acción. Paradójicamente, cuando en algunos filmes de protagonismo coral, donde es menos dependiente del último cachetazo, o de ir coleccionando cadáveres, su presencia se ha parecido a eso que llamamos interpretación. En 'A working man' (pónganle el título que quieran que también servirá) bajo la dirección de David Ayer (A todo gas) asoma su enésimo servicio a la acción bendecido por Sylvester Stallone, que por si fuera poco interviene en el guion. La ecuación ya está urdida: el tipo duro, que se había tomado una tregua, vuelve a machacar al prójimo que aparentemente merezca ser vapuleado. Lo malo es que no hay parodia, ni sentido del humor, ni riesgo ni innovación. Abstenerse los que esperan una dosis de sorpresa o, al menos, un ápice de situación inesperada.
Año 2025
País Estados Unidos
Dirección David Ayer
Guion Sylvester Stallone, David Ayer
Novela Chuck Dixon
Reparto Jason Statham, David Harbour, Michael Peña, Jason Flemyng
Género Acción
El cineasta de 'Training day', emitida hasta la saciedad como un paradigma del cine de acción urbano y desaforado, dirige dócil y domesticado un filme a la carta de la producción de Stallone. Testosterona, visceralidad de salón, marine converso, que pasa de lo militar a lo civil y viceversa, mucho ruido y una transfusión del protagonista de Rocky Balboa a Statham, como ya sucedió recientemente en la saga de 'Los mercenarios'. Los estereotipos llevan toda la dinamita posible: el héroe o antihéroe cansino; la posibilidad de brindar un último servicio; la presencia de mafias, aunque sean inventadas para cuadrar el supuesto guion y conspiraciones en cadena.
En el filme se escucha: «La violencia te sigue como una nube» y parece una frase para enmarcar en la camiseta de Statham, como un fajador de ese arrebato físico con cara de palo que copa todas sus incursiones en tramas donde los disparos y explosiones son más elocuentes que los diálogos. El que no necesite más que su activa y liquidadora misión, asistirá con agrado a dos horas de un recital de Jason Statham en su salsa. Una película donde todo se duplica para sostener en tono monocorde, claro, la nostalgia de cintas ochenteras disfrazando la eterna secuela que representa su protagonista a medida del disparate.
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