Mordeduras iniciáticas
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Lástima que el vértigo de la diferencia, abordado con delicadeza y mirada sutil, que lo acerca a un turbador drama, se diluya hasta lo irreconocibleSecciones
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Lástima que el vértigo de la diferencia, abordado con delicadeza y mirada sutil, que lo acerca a un turbador drama, se diluya hasta lo irreconocibleHay varias mordeduras en esta cinta vampírica en lo formal y argumental y en lo simbólico y metafórico. También en lo endogámico y exógeno. En el primer caso, esta ópera prima participa con respeto y sutileza de muchas otras obras y creaciones cinematográficas y de otros lenguajes. En el segundo caso, se busca reflejar varios planos, el iniciático y el del aprendizaje, el de la identidad,y de manera global, sobre todo, el de la diferencia, lo diferente, la extrañeza. 'Esperando la noche' transcurre en muchos tonos y la irregularidad, siempre desde el interés, menoscaba en el tramo final las virtudes de la cinta. Lo que corrige, unas veces, depura otras, y equilibra casi siempre, es esa sensibilidad con la que está abordada esta historia de familia disfuncional, enfermedad, marginalidad y exposición humana a la intemperie frente a la llamada normalidad.
La cineasta Céline Rouzet desembarca con valentía en el retrato de un extraño adolescente, con sus carencias y necesidades físicas en el que confluyen de pronto todos los rumbos del descubrimiento, de la revelación, de la toma de conciencia. A ello se añade el carácter del inadaptado, que ha propiciado tantas obras maestras, y el primer amor, como factores que moldean el perfil del personaje a la hora de perseguir su valor en el mundo y el de su sitio frente a la comunidad en la ficción. Hay ideas claras que subyacen y sustentan el filme. El problema reside en que la pausa, el elogio de la mirada que preside más de la mitad del metraje del filme se convierte en lo contrario y opuesto en el tramo final. Todo se vuelve apresurado, indefinido, desorientado y trillado, y la sensación es la de asistir a una película que no pertenece a lo visionado antes.
La atmósfera intrigante se vuelve burda. El conflicto se banaliza y, por si fuera poco, hay un flashback impostado de recuerdos y escenas solapadas bastante vergonzante. Una obra dedicada por la directora a su hermano, que optó por el suicidio. La delicadeza de 'Esperando la noche' se manifiesta en que el vampirismo es tacto, patología, exento de las connotaciones terroríficas habituales. Tras un arranque tan impactante como desgarrador, pero elocuente, el filme se adentra en esa colisión entre lo raro y lo normal, aquí expresada a través de la sangre y la luz. Lástima que ese vértigo, esa distancia abordada con una mirada sutil que lo acerca a un turbador drama romántico, se diluya hasta lo irreconocible.
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