Morfina poco fina
Serie. Netflix. Estreno ·
Es necesaria y loable la defensa de la sanidad pública pero para ello no hace falta maltratar al guión, espectacularizar la realidad y ser burdo y truculentoSecciones
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Serie. Netflix. Estreno ·
Es necesaria y loable la defensa de la sanidad pública pero para ello no hace falta maltratar al guión, espectacularizar la realidad y ser burdo y truculentoVisto lo visto, uno tiene la impresión de que a los creadores de 'Respira' lo que menos les importa es el escenario y la ambientación de la serie: un hospital y su inmersión en la gestión médica, el retrato sanitario y su engranaje. De igual ... modo, podría haber sido un parque de bomberos, una guardería, un supermercado o un coworking. Artificiosa, cargada de hipérboles solapadas, burda a menudo, la serie de Netflix es un molde-formato con mucho relleno dentro, presentado con la celeridad suficiente como para que uno respire, eso sí, pero para que no piense mucho.
Año 2024
País España
Dirección Carlos Montero (Creador), Marta Font, David Pinillos
Guion Paola Michelle y Montero
Reparto Najwa Nimri, Aitana Sánchez-Gijón, Blanca Suárez, Manu Ríos
Género Drama
Hasta cierto punto la sensación de oportunidad perdida es total. Si se trataba de construir una ficción y definir unos personajes con autenticidad para ejercer algo, tan loable como necesario, como es la defensa de la sanidad pública, el resultado es errado. Maltrata lo esencial, el guion; cae en el patetismo; espectaculariza la realidad hasta no tener sentido combatirla y luchar contra lo que debe cambiarse. Y se muestra burda y, muchas veces, ridículamente dramática.
'Respira' suelta sus ocho episodios a borbotones de modo que nunca logra taponar sus sinsentidos y excesos. Todo canalizado como una dosis de morfina poco fina, donde el mensaje con hondura parece anestesiado y donde cada cirugía para intervenir en los males del sistema (los recortes, la privatización sin focos, la falta de recursos) solo se aplica en función del espectáculo. Y ello nada tiene que ver con los dramas desgarrados y sensibles, efectivos que no efectistas, y atravesados por esa serenidad que provoca preguntas y saca de uno todo el plasma crítico para rebelarse. A ver si a estas alturas compromiso y entretenimiento no pueden ser compatibles sobre la mesa de operaciones social ('Hipócrates' en Filmin). Los creadores de 'Respira' ('Élite' en el reflejo) han medicado un grotesco artefacto con respiración asistida por lo más superficial. Hay algo positivo, un puñado de actores que defiende la cosa, especialmente algunos secundarios muy desaprovechados. Cabe también sentido del ritmo, pero mal enfocado, porque prima el atropello frente al encaje armónico. Aquí estallan muchos corazones sin haber escuchado antes los latidos. Un telehospital estilizado en culebrón con bata, que cuando pretende ponerse serio para estirpar el cáncer político, ya carece de verdad. Al parecer la segunda temporada llega en ambulancia. Más vale que antes esta ficción de tramas con varias patologías narrativas dentro, recurra a la quimioterapia de la lucidez.
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