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Oskar Belategui
Sábado, 23 de febrero 2019, 17:26
Cuando en 1998 Stanley Donen recibió el Oscar (honorífico) que Hollywood siempre le había negado, no se le ocurrió mejor agradecimiento que dar unos pasos de baile sobre el escenario y cantar 'Cheek to Cheek'. Clase y figura. Aunque parezca increíble, el director de 'Cantando ... bajo la lluvia', 'Siete novias para siete hermanos', 'Charada' y 'Dos en la carretera' nunca había sido nominado antes. Uno de sus hijos confirmaba hace unas horas al crítico del 'Chicago Tribune' Michael Phillips la muerte del último director del Hollywood dorado a los 94 años.
Donen siempre mantuvo su humildad y modestia a pesar de sus cruciales contribuciones al cine musical. «No ruedo con la intención de reflexionar sobre el mundo», explicaba. «Mis películas son trocitos, añicos de verdades interiores. Tengo una idea y reacciono ante ella. No intento darle una dirección con la razón. Hacer cine es como enamorarse». Aquel niño judío que nació en un pueblo de Carolina del Sur en 1924 se metió a ver 'Volando hacia Río' con nueve años y Fred Astaire le cambió la vida. A los diez ya bailaba claqué en el escenario.
«El de los musicales era un mundo fantástico, donde todo era fácil y maravilloso», contaba poco antes de recibir el Oscar. A los 17 años debutó como bailarín en Broadway con 'Pal Joey' y gracias al productor Arthur Freed y el actor Gene Kelly acabaría revolucionando el género musical inundándolo de glamour en technicolor y vibrantes coreografías. Ahí es nada debutar como director con 'Un día en Nueva York', donde tres marineros encarnados por Frank Sinatra, Gene Kelly y Jules Munshin apuraban su día de permiso.
Tres años más tarde firmaría junto a Kelly 'Cantando bajo la lluvia', una divertidísima comedia que contaba el paso del cine mudo al sonoro, al tiempo que se constituía en un luminoso canto a la alegría de vivir, ejemplificada en el celéberrimo baile de su protagonista sobre los charcos. Donen nunca quiso ser bailarín, le interesaba más la coreografía y la dirección. Su escuela fue la Metro Goldwin Mayer, donde se pasó siete años rodando todo lo que le pedían hasta que finalmente se sentó en la silla de director. Y sí, tuvo la oportunidad de trabajar con su ídolo, Fred Astaire, en 'Bodas reales'.
'Siete novias para siete hermanos' confirmó la máxima que sostenía el realizador: un musical es cualquier cosa menos la realidad. Solo él podía trasladar la leyenda del Rapto de las Sabinas al Lejano Oeste y convertir un secuestro en un espectáculo optimista sin estrellas en su reparto. Con el tiempo, tanta efervescencia musical acabó por cansar a Donen, que se pasó a la comedia sofisticada. 'Indiscreta', con Cary Grant e Ingrid Bergman; 'Charada', de nuevo con Cary Grant y su querida Audrey Hepburn; y 'Arabesco', con Gregory Peck y Sophia Loren, combinaban romance y espionaje, amor y thriller administrados con elegancia y sutilidad.
En 1967, Stanley Donen firma su última obra maestra, 'Dos en la carretera'. El filme, que coincide con el tercero de sus cinco divorcios, es el más ácido y amargo retrato del matrimonio jamás surgido de Hollywood. Una reflexión sobre el carácter abrasivo de la unión conyugal bajo la apariencia de una comedia romántica, protagonizada por un matrimonio en crisis, Albert Finney y Audrey Hepburn, que repite todos los años el viaje por la Provenza y la Costa Azul en el que se conocieron y enamoraron.
Perdido en el cine americano en transformación de la época, el cineasta rodó en 1969 una atrevida tragicomedia de temática gay. Richard Burton y Rex Harrison eran en 'La escalera' una pareja de peluqueros homosexuales que se tiraban los trastos a la cabeza. En sus últimos años en activo, hasta se atrevió con la ciencia ficción –'Saturno 3', con Kirk Douglas y Farrah Fawcett– y en 1984 se despide de la dirección con 'Lío en Río', aunque volvería a ponerse tras las cámaras para firmar un episodio de 'Luz de luna' y un telefilme.
«Lo único que quiere Hollywood es llegar a la mayor audiencia posible, es sólo cuestión de dinero», lamentaba. «Woody Allen suele decir que cuando una de sus películas funciona, se pregunta dónde se equivocó».
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