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Murnau es el médium
Crítica 'Nosferatu

Murnau es el médium

Pese a su inherente capacidad visual donde tropieza el cineasta de 'El faro' es en ese fallido equilibrio entre el rizo personal y las concesiones al espectáculo

Guillermo Balbona

Santander

Domingo, 29 de diciembre 2024, 15:42

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  • País Estados Unidos

  • Dirección Robert Eggers

  • Libro Bram Stoker

  • Música Robin Carolan

  • Fotografía Jarin Blaschke

  • Reparto Lily-Rose Depp, Bill Skarsgärd, NIcholas Hoult, Aaron Taylor-Johnson

  • Género Terror

  • Salas Cine, Ocine y Yelmo

Hay algo perturbadoramente melancólico en esta incursión atrevida, pero quizás inane, en los clásicos. Y es su indefinida capa de extrañeza, de amor y sexo enfermizo, de enigma abriéndose paso entre las creencias y la ciencia, lo que la hace moderna. Pretende situarse entre las aguas del canon, Murnau casi intocable, y la inmersión lúcida de Herzog, es decir, en la época silente y a finales de los años setenta. Sin, por supuesto, profanar inútilmente el sepulcro de Bram Stoker y su Drácula, puede resultar osado, incluso pesado. Pero no es menos cierto que Robert Eggers al que la fama le precede gracias a títulos como 'La bruja' y 'El hombre del norte', consigue entre el manierismo, lo barroco, la fidelidad y el virtuosismo evitar pretenciosidades vanas y experimentos gaseosos.

Al margen de su inherente capacidad visual donde tropieza el cineasta de 'El faro' es en ese fallido equilibrio entre el rizo personal de estilo y las concesiones al espectáculo. Parece decirse: 'lo mío es cine de autor', aunque algunos efectismos gratuitos (se agradece que evite los excesos digitales), diluyen sus intenciones. Por contra, se eleva precisamente en sus huidas fugaces a través de lo físico y lo atávico, el deseo y lo sexual buscando su plenitud en una tormenta perfecta con sus truenos y relámpagos. Este 'Nosferatu' es, muchas veces, arrebatadoramente romántico y otras encantadoramente fútil.

El cineasta abre la puerta a quienes no conozcan el clásico sin soltarlo o, mejor dicho, apelando al canon cuando no sabe exprimir el riesgo. Hay destellos academicistas, agitación estética en lo físico que exorciza el amor y el sexo, y también demasiadas reiteraciones de convulsiones e histrionismo. Eggers sabe que el único verdadero médium con el mundo de Bram Stoker y su Drácula es Murnau y esa cumbre del expresionismo alemán.

La apuesta estética es lo mejor de este 'Nosferatu' que discurre entre homenajes, deudas, guiños y obvias referencias pictóricas. En un juego de repulsión-atracción el filme levita con Lily-Rose Depp en lo oscuro y el mal interior, en un viaje al fin de la noche de las entrañas, entre posesiones epilépticas y la elevación del deseo como camino de la inmortalidad. Aunque no lo logre del todo Robert Eggers embarca al espectador en una pesadilla marcada por la represión y el verso femenino libre, entre lo febril y la poética siniestra y lúgubre. Un mito infectado de enfermiza necesidad de pasión.

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